CONTEXTO HISTÓRICO-CULTURAL
Nuestra obra se enmarca en pleno siglo XIX en España, una etapa de grandes cambios para un país que ha sufrido ya los inicios de la Revolución Industrial. Napoleón se propone crear un gran imperio y por ello se propone invadir España, uno de los enclaves más importantes del mediterráneo. La Guerra de la Independencia tuvo lugar entre 1808 y 1814, que inicia con el levantamiento del 2 de mayo de 1808. Tras la eliminación de los borbones, Napoleón pone al frente del país a su hermano José, como rey de España.
Los liberales logran derrotar a los franceses y en 1814 regresa el rey Fernando VII e impone de nuevo un periodo absolutista. Se inicia el que llamamos periodo de la Restauración. Es una época en la que los países quieren volver a implantar el sistema monárquico. El Congreso de Viena, queriendo restaurar el orden político anterior, pone en marcha una serie de estructuras con el fin de garantizar orden y equilibrio, como la Santa Alianza, fundada por los países que habían vencido a Napoleón.
Sin embargo, el grupo de liberales no se resigna y quiere liderar una nueva forma de gobierno. Aunque consiguen hacerse con el poder de 1823 a 1834 en el llamado Trienio Liberal, la Santa Alianza reprime este movimiento e instaurará la monarquía hasta la muerte del rey. Tras la muerte del rey se presenta un nuevo panorama bien explicado por el escritor y crítico literario Donal L. Shaw:
<<Pero en cuanto Fernando abandonó la escena, el conflicto se hizo inevitable. Su hija Isabel, aún muy niña, vio disputado su derecho al trono por su reaccionario tío Carlos>>[1].
Tras la Primera Guerra Carlista, se dará en España el paso del absolutismo a la monarquía liberal y se alternarán el España los partidos liberales y moderados.
Es importante saber este contexto porque la obra queda enmarcada a inicios del siglo XVIII, justo después de la Guerra de Sucesión de la que hemos hablado.
<<En la península ibérica, el romanticismo aparece inextricablemente unido al liberalismo político>>[2]. Así a finales del siglo XVIII el Romanticismo <<nace en oposición al Neoclasicismo de la época ilustrada>>[3]. Los valores que propone el Romanticismo son entre otros la libertad y el sentimiento. Libertad que es defendida en cualquier ámbito, como en la literatura. Esto se refleja en la obra en el uso del verso y la prosa indistintamente, o la alternancia de lo cómico y lo trágico. Los sentimientos aparecen para oponerse a la razón anterior, y así los personajes mostrarán los sentimientos de amor, angustia vital, pérdida de sentido de sus vidas…
Entre las características del drama romántico, donde se inserta nuestra obra, encontramos: el abandono de las tres unidades del teatro neoclásico, elección de temas diferentes (amor, destino fatal, muerte…), la complicación de la acción, búsqueda de la conmoción, personajes misteriosos, escenarios con nuevas técnicas…
Es una obra plenamente romántica, que consolida el Romanticismo en España. Sin embargo, esta corriente tendrá poco recorrido en España, sobre todo en el teatro. Aunque sean pocos los dramas románticos españoles, nuestra obra es una de las más importantes dentro de este género.
Tras el Romanticismo, nos encontramos a final de siglo con el Realismo, centrado en la descripción, cuyo culmen será el Naturalismo de Zola
BIOGRAFÍA DEL AUTOR
Según Alborg, <<el duque de Rivas, Ángel Saavedra y Ramírez de Baquedano, ha gozado siempre, en su tiempo y ahora, de general estima; la condición de iniciador del romanticismo en nuestro país en un género tan popular como el teatro le ha beneficiado ostensiblemente>>[4].
El autor nace en Córdoba el 10 de marzo de 1791. Su familia era aristócrata: su padre era duque y su madre también procedía de buen linaje. Su educación viene influenciada por sus <<preceptores franceses, que, con su lengua, le enseñaron historia y geografía>>[5]. Uno de los acontecimientos más importantes de su vida fue la muerte de su padre cuando tenía tan solo once años. Su hermano mayor obtuvo el título de su padre, mientras que él fue enviado a estudiar durante cuatro años al Seminario de Nobles. Se alistó en la Guardia de Corps con la que luchó en muchos lugares, hasta que <<el 18 de noviembre de 1809, en un desastroso encuentro con los franceses, cae gravemente herido y es dado por muerto>>[6].
Durante la Guerra de la Independencia Española tiene que huir a Cádiz, ciudad a la que aún el imperio francés no había llegado. Tras la guerra y otros muchos avatares en su vida, logra establecerse de nuevo en Córdoba, su ciudad natal, donde <<en 1821 fue elegido diputado>>[7]. Su voto en contra del rey le llevó a su condena a muerte a la vuelta del absolutismo, por lo que tuvo que huir de nuevo a Gibraltar e Inglaterra. Su inadaptación al clima inglés, lo llevo a una seria de elecciones que lo llevaron a establecerse en la isla de Malta, lugar que sentía como casa, ya que <<a los seis meses de edad le fue impuesta la cruz de Caballero de Justicia de la Orden de Malta>>[8].
Allí vivió con su mujer doña Encarnación y nacieron sus tres hijos. En 1930, se marchó a Orleans donde tuvo que vivir de la pintura, su segunda afición. Esta estancia es importante, ya que es en este momento en el cual el autor acaba la primera versión de Don Álvaro o la fuerza del sino.
Tras esto, regresa a España y recupera su vida anterior y el título que su hermano le otorgó tras su muerte, pero pronto tendrá que ir de nuevo al destierro a Lisboa y Gibraltar.
Finalmente, regresa a España con la aprobación de la Constitución de 1837. Desde este año hasta su muerte en 1865, nuestro autor ocupará puestos muy importantes en nuestra nación. Fue senador, embajador, miembro de la Real Academia de la Lengua y de la Historia, e incluso presidente del Consejo de Estado. Murió en Madrid, ciudad de la que fue alcalde, tras una enfermedad.
Concluyo con las palabras de Castañeda: <<Los datos biográficos muestran a Ángel Saavedra como soldado valeroso frente al invasor; por educación e inclinación propia fue partidario del Trono, de la Iglesia y de las instituciones vigentes. A ductilidad de carácter, inquietud juvenil y a su amistad con Galiano habrá que atribuir su liberalismo de primera hora que hizo de él uno de los prohombres del Trienio y, como consecuencia, un emigrado por mor de la libertad>>[9].
ESTRUCTURA DEL TEXTO DRAMÁTICO.
Antes de una explicación más exhaustiva de las partes de la obra, es importante tener en nuestra mente un pequeño resumen del argumento:
Don Álvaro se enamora, tras su vuelta de las Indias, de doña Leonor, hija del marqués de Calatrava. Debido a la no aceptación del marqués de este casamiento, ambos se disponen a huir. Sin embargo, el marqués impide la fuga de los enamorados. Durante el forcejeo, la pistola del protagonista se dispara sin querer y mata al padre de su amada, causándole la muerte. La maldición de este a su hija, justo antes de morir lleva a la amada a refugiarse en una gruta cerca de un convento. Don Álvaro que cree que la amada está muerta, marcha a la guerra con intención de morir allí. Regresa sin saberlo cerca del convento, donde don Alfonso, hermano de Leonor, va a desafiarlo. Don Álvaro lo mata, pero mientras muere, el hermano apuñala a su hermana que había asistido a la lucha tras escuchar los gritos. Al descubrirla y hallarla muerta, el amado se suicida tirándose de una peña.
La obra se divide en cinco jornadas, cada una de ellas divididas en distintas escenas que resumiremos y analizaremos a continuación.
La jornada primera tiene como escenario la ciudad de Sevilla y sus alrededores, concretamente el puente de Triana. Se divide en ocho escenas.
En la escena IPreciosilla le pide la mano al Oficial para leérsela. Éste se niega rotundamente. El Majo se la ofrece, pero ella se niega a leérsela. En la escena II entra el Canónigo. Se ponen a hablar de muchos temas: el agua, los toros… Entre estos aparece Don Álvaro, el indiano, que no apareció en la corrida. Empiezan a alagarlo como el mejor torero. Justifican su falta diciendo que el marqués le había negado que se casase con su hija doña Leonor. Discuten sobre la posibilidad de casarse que tienen ambos, aunque pertenezcan a distintos rangos sociales. El único que duda y se opone es el Canónigo. Acaba con Preciosilla profetizando el negro futuro de ambos.
La escena III es una acotación que explica la aparición de Don Álvaro. En la escena IV los personajes observan a Don Álvaro. Se preguntan hacia dónde se dirige y se dan cuenta de que ronda la hacienda del marqués. La escena V, escrita en verso, cambia de paisaje. Nos encontramos en la casa del marqués. Él habla con su hija Leonor para darle las buenas noches. Su amiga Curra también está en la escena. En la escena VI Leonor se pregunta por la oposición de su padre a casarse con Don Álvaro. Le cuenta a su amiga Curra lo triste que se siente y su plan de abandonar su casa, mientras ésta prepara las maletas para la fuga. Ambas huirán con sus respectivos maridos a Flandes. Leonor se siente afligida por su familia. En la escena VII se encuentran los enamorados en la habitación de Leonor. Don Álvaro llena de elogios a su amada, que está a punto de recular y no huir. Finalmente decide irse con su amado, pero de repente oyen un ruido de puertas y el perro. Entra el marqués en la escena VIII y los descubre. Don Álvaro y el marqués se enfrentan, con una pistola y una espada, respectivamente. El amado pone la pistola en el suelo para no luchar, con la mala suerte que se dispara y mata al marqués, que moribundo maldice a su hija.
La jornada segunda tiene como escenario la Villa de Hornachuelos y sus alrededores. Se divide en ocho escenas.
En la escena I aparecen la mesonera, arriero, tío trabuco, el alcalde, la moza y el estudiante. Todos cenan y hablan. El alcalde exige al estudiante que le cuente el porqué de su venida. El estudiante le cuenta que viene a vengar al marqués que ha sido asesinado por el amado de la hija del marqués con la que ha escapado. En la escena II el mesonera y la mesonera están solos. La mesonera descubre que una huésped ha desaparecido por la ventana, dejando el dinero. Será Leonor.
La escena III cuenta la huida de Leonor por la ladera y su llegada a una iglesia cerrada. Reza a la virgen para que la proteja del mal hecho a su familia. En la escena IV aparece el hermano Melitón en la mirilla y Leonor le pide ver al hermano guardián. La escena V es un monólogo interior de la amada sobre si el padre guardián la acogerá. En la escena VI pide hablar a solas con el padre guardián. En la escena VII Leonor pide asilo al padre, que aconsejado por el padre Cleto por carta, acepta. Se recluye en una gruta, donde vivió otra mujer. El hermano Melitón en la escena VIII abre la puerta y hace entrar a la dama.
La jornada tercera tiene como escenario Veletri (Italia) y sus alrededores. Se divide en nueve escenas.
En la escena I aparecen jugando a las cartas cuatro oficiales y Pedraza. En la escena II el capellán y don Carlos llegan. Mientras juegan empiezan a discutir y luchan. En la escena III Don Álvaro atraviesa una selva lamentándose del desastre de su vida. Oye la lucha y entra a ayudar. En la escena IV desaparecen todos y quedan él y Don Carlos, al que ha salvado. Ambos se presentan con nombres cambiados. En la escena V don Carlos se marcha. En la escena VI transcurre la guerra entre España e Italia, en la que Don Álvaro cae herido. En la escena VII entra herido en la camilla. Don Álvaro le da la llave a Don Carlos de una caja con unos papeles que tiene que quemar. En la escena VIII Don Carlos en un monólogo se cuestiona sobre su amigo. Quiere salvarlo, porque lo salvó a él. Pero se preguntá porqué se horrorizó su amigo al oír el nombre Calatrava. Empieza a intuir que es el traidor que mató a su padre y al que buscaba. Al final abre la caja y encuentra el retrato de su hermana Leonor, y lo descubre todo. Aguarda la venganza. El cirujano en la escena IX aparece contento por conseguir salvar a Don Álvaro.
La jornada cuarta tiene como escenario Veletri (Italia). Se divide en ocho escenas.
En la escena I Don Álvaro le dice a Don Carlos que ya se ha repuesto de su herida. Su amigo le revela su descubrimiento y lo reta a muerte. Don Carlos le cuenta que su amada sigue viva, aunque la creyera muerta. Le pide no luchar, pero Don Carlos se niega, y se propone matar también a su hermana. En la plaza de Veletri se encuadra la escena II donde los oficiales hablan de una nueva ley sobre desafíos. Dicta la pena de muerte a los que se batan en combate. Pedraza y el teniente ven la lucha de los antiguos amigos. Don Álvaro mata a Don Carlos y será el primero en afrontar la nueva ley. En la escena III Don Álvaro es condenado a pena de muerte y encerrado. Aunque los generales han ido a pedir la clemencia del rey, Don Álvaro se siente culpable y quiere ser condenado. En la escena IV se da un breve diálogo entre el sargento y el capitán. En la escena V el amado piensa en su amada, a través de un monólogo interior, en el que se lamenta por haber pensado que ella estaba muerta, despechado se siente consolado porque su amada sigue viva. En la escena VI el rey niega absolver a Don Álvaro, aunque el capitán sigue con esperanza y teme que el ejército se ponga en contra. Comienzan a escucharse tiros. En la escena VII llegan los alemanes para la guerra y el capitán dice a Don Álvaro que escape. En la escena VIII Don Álvaro toma una espada y se va.
La jornada quinta tiene como escenario el convento de los ángeles y sus alrededores. Se divide en once escenas.
En la escena I encontramos al hermano Melitón repartiendo comida a los pobres mientras discuten entre ellos. El hermano Melitón critica al hermano Rafael en la escena II diciendo que tiene muchas rarezas. En la escena III un caballero llega en busca del padre Rafael. En la escena IV el padre Melitón avisa a Don Álvaro de una visita de un caballero. En la escena V se pregunta sobre quién podría ser la visita. En la escena VI Don Alfonso se encuentra con Don Álvaro, que se había escondido en el convento, buscando venganza de su padre y de su hermano. Tras darle una bofetada, ambos se enfrentan. En la escena VII Don Álvaro pide a Melitón que abra la puerta. La escena VIII es un monólogo de Melitón que reflexiona sobre la salida de ambos del convento. La escena IX es el combate entre ambos. Don Alfonso le cuenta a Don Álvaro que es hijo de un virrey y una Inca. Don Alfonso cae herido y pide un sacerdote que lo confiese antes de morir. Don Álvaro, sin saberlo, acude a la celda de su amada.
En la escena X se produce el cruento final. Don Álvaro reconoce la voz de su amada, al igual que su hermano. Este último aprovecha la debilidad de su hermana al saludarlo y la apuñala. Acaba la jornada y la historia con la escena XI. Los monjes se acercan a donde yace doña Leonor muerta. Don Álvaro se desenmascara ante los monjes y se tira de lo más alto del monte. Los frailes acaban la historia diciendo: ¡Misericordia, Señor! ¡Misericordia!
PERSONAJES PRINCIPALES.
Los protagonistas de la obra son, sin duda, Don Álvaro y Doña Leonor, los dos enamorados, cuyo final nos consterna a todos. El amado es la imagen prototipo de héroe romántico. Entre sus características encontramos la fortaleza de espíritu, intensidad amorosa, valentía, rebeldía frente a lo normativo… Al final de la obra tenemos las referencias de su proveniencia familiar: hijo de un virrey y una inca. Aparece por primera vez en la jornada primera dirigiéndose hacia la casa de su amada Leonor, con la que quiere escarpar. A pesar de la valentía y decisión que demuestra a lo largo de la historia, su final será fatal. La muerte de la amada le lleva al suicidio y se tira de una peña.
Leonor por el contrario es indecisa, dócil, nerviosa… Por un lado, no quiere defraudar ni separarse de su familia. Por otro, la fuerza de su amor por Don Álvaro la lleva a tomar la decisión de escapar. Este duelo que siente entre su pasión amorosa y la conciencia del deber frente a su padre muestra su característica principal de ambigüedad vital. Sin embargo, la mala fortuna llama a la puerta de su vida, y desde que el forcejeo de su amado con su padre que lo lleva a la muerte, será la honorabilidad de su familia la que la llevará al apuñalamiento de su hermano.
Otros personajes principales son el entorno familiar de la amada: su padre el marqués de Calatrava, su hermano Don Carlos y su hermano Don Alfonso.
El marqués es un hombre de ley. A pesar de la debilidad que siente por su hija, no puede dejarla casarse con uno que no es de su mismo estamento. Su ideal de honor le lleva a hacer lo que sea con tal de no dejarla escapar con el amado. Morirá defendiendo este ideal antiromántico.
Lo mismo harán sus hermanos. Don Carlos aparece también ligado al concepto de lealtad y honor a su familia, llegando incluso a matar a su mejor amigo. Sin saberlo, Don Álvaro lo salva de una lucha y hace que Don Carlos le deba la vida. Sin embargo, al descubrir la verdad, ambos amigos se baten en duelo, causando la muerte del primer hermano.
Tras la muerte de su padre y su hermano, y la huida de su hermana, Don Alfonso, un caballero valeroso y fuerte busca de nuevo al enemigo familiar, que se encuentra escondido en el convento. El honor familiar y la venganza le lleva a morir en manos de su enemigo e incluso a asesinar a su hermana, para que no pueda estar junto a su burgués amado.
- PERSONAJES SECUNDARIOS.
Son muchos los personajes secundarios, pero no por ello menos importantes de la obra. Entre ellos encontramos por un lado el pueblo. Un gran grupo de ellos son aquellos que observan la obra desde su vida cotidiana. Así, comienza la obra en una cantina, donde Preciosilla, el tío Paco, el majo, el canónigo y varios habitantes hablan sobre sus vidas. También encontramos al alcalde, al estudiante, que es amigo de los hermanos, y a la pareja de mesoneros. Otros son tío trabuco, la moza y el arriero. Cada uno de ellos tiene un papel importante ya que van descubriendo poco a poco la trama de la historia.
Son importantes los otros dos amantes de la obra: Curra, amiga de Leonor, y Ángel, su amado. Ambos quieren escapar con los dos enamorados protagonistas.
Otro estamento importante es el militar, al que pertenecen los hermanos de la protagonista. Junto a ellos aparecen otros como Pedraza y los oficiales del ejército, así como el teniente y subteniente. Son los portadores del perfil masculino de la época de honor y valentía, que demuestran en todo momento. Sin embargo, también destacan por su incapacidad de avanzar en su pensamiento, que es distraído por el juego de cartas y la guerra.
Por último encontramos el estamento religioso. El hermano Melitón, que es el portero del convento; el guardián, que manda en la comunidad, y el hermano Rafael, en cuyo hábito se esconde Don Álvaro. Por un lado, muestran la misericordia que sienten por los pobres y por los que fallan en sus vidas. Por otro, son intolerables con los fallos de los hermanos con los que conviven. Acaban la historia cantando el miserere ante la muerte de los enamorados.
TIEMPO Y ESPACIO.
Son muchos los escenarios que se van abriendo paso en las diferentes jornadas. Comienza la obra en Sevilla y alrededores, donde viven los enamorados y donde está la hacienda donde vive la familia del marqués de Calatrava. Pasa en la segunda escena a la Villa de Hornachuelos y sus alrededores. Tras un año con su tía en Córdoba, la amada huye hacia el convento por la ladera, tras su estancia en el mesón. Del convento de la jornada segunda, pasamos a otro país: Italia. En Veletri, los militares, entre ellos Don Álvaro y Don Carlos, se encuentran en guerra. El escenario se mantiene en la siguiente jornada, donde tras la curación del protagonista, el duelo acaba con la muerte de su amigo Don Carlos e inicia el final funesto de los enamorados. Acaba la jornada quinta en el convento de nuevo, donde mueren ambos enamorados.
En conclusión, encontramos tres escenarios distintos, en tres lugares distintos: la casa de la amada en Sevilla, el convento en Córdoba y el campamento militar en Veletri.
En cuanto al tiempo del libro encontramos cinco jornadas. No son cinco días, sino que las referencias temporales hacen que la obra se alargue más en el tiempo. Sabemos en la historia que la amada reaparece en ella tras un año de estancia con su tía en Córdoba. No sabemos cuánto dura exactamente, pero sí que sabemos que duró más de un año.
En cuanto a momento histórico podríamos intuir, por la guerra en Veletri, que nos encontramos en plena guerra de sucesión a mediados del siglo XVIII, años antes del nacimiento del autor.
EL LENGUAJE DRAMÁTICO.
El lenguaje de este drama romántico español se utiliza para la expresión de pensamientos y sentimientos de los personajes. El autor, dependiendo de la jornada emplea el uso del verso o la prosa. Debido a esto, encontramos una cantidad grande de recursos empleados.
Como en todo drama encontramos las acotaciones, uno de los elementos imprescindible para la puesta en escena de la obra. Son de extensión larga, mediante la cual se proponen de forma precisa todos los elementos necesarios para la escena. Aparece por tanto, un exceso cuidado de la decoración del escenario y de los personajes. Por ejemplo encontramos en la escena primera de la jornada tercera la siguiente acotación:
El teatro representa una sala corta, alojamiento de oficiales calaveras. En las paredes estarán colgados en desorden uniformes, capotes, sillas de caballos, armas, etc.; en medio habrá una mesa con tapete verde, dos candeleros…
El autor va usando de forma indistinta el verso o la prosa. Muchas escenas aparecen en verso. En la jornada primera aparecen desde la escena V a la VII. La jornada comienza en verso, y va alternándolo con la prosa. Esto hace que el autor utilice un sinfín de recursos estilísticos. Sería muy difícil identificarlos todos, aunque propondré algunos importantes e interesantes.
Encontramos ejemplos de paralelismos[10] como Adiós, mi amor, mi consuelo/ mi esperanza, mi alegría (Escena V, I) o Donde os admire y os vea (Escena IV, III). También repeticiones como Ni escucho sus maldiciones,/ ni su horrenda herida miro,/ ni… (Escena VII, II) o Es inmutable…lo fio/ es inmutable. (Escena VII, II).
Otra de las figuras muy usadas es el hipérbaton[11] como en ¿Por qué tan triste te pones? (Escena V, I) o la metáfora[12] como sus besos y sus abrazos, eran agudos puñales que el pecho me atravesaban (Escena VI, I).
También, pocas veces, encontramos antítesis como Y los ecos pausados del órgano sonoro (Escena III, II) o nací para envejecer (Escena III, III). Otro tropo es el apóstrofe donde se quiere llamar la atención a algún personaje como ¡Leonor!¡Leonor! Si existes, desdichada (Escena V, IV).
La aliteración es otro recurso muy usado como amor y ambición ardiente (Escena III, III), así como el polisíndeton, que aparece durante toda la obra como Las torres de oro, y montes argentinos, y colosos y fúlgidos follajes (Escena V, IV).
Debido a la abundancia de versos en la obra encontramos un sinfín de tropos y figuras literarias que no podríamos analizar ahora al completo. Sin embargo, me gustaría tratar un poco cómo se utiliza el lenguaje en las partes en prosa.
Subrayo dos claves fundamentales para entender la parte en prosa de la obra. Son los monólogos y las exclamaciones y preguntas retóricas de la obra.
El primer ejemplo de monólogo de la obra aparece en la tercera escena de la segunda jornada. En ella doña Leonor habla consigo mismo al llegar a la Iglesia. Allí comienza a rezar buscando el perdón de Dios por la muerte de su padre. De nuevo en la escena quinta de la misma jornada aparece un monólogo del mismo personaje. En este caso doña Leonor se pregunta sobre si el padre guardián querrá acogerla en el convento.
No será ella la única que llevará a cabo una serie de monólogos en la obra, sino que además su hermano don Carlos aparece con su monólogo en la octava escena de la jornada tercera. En esta escena en verso, se lamenta por la situación en la que está don Álvaro tras la guerra y se produce también el gran descubrimiento y engaño de su amigo.
También Don Álvaro, nuestro protagonista, realizará un monólogo en la escena quinta de la jornada cuarta. Durante su estancia en la cárcel, el enamorado piensa en su amada tras descubrir que estaba viva. Se lamenta de la lejanía.
Otros monólogos serán la escena octava de esta misma jornada, y la escena quinta de la siguiente jornada.
OTROS ASPECTOS RELEVANTES.
Me ha parecido interesante la propuesta que hace Alborg, cuando hace el estudio sobre esta obra, sobre su semejanza con la obra Les Ames du Purgatoire de Própero Merimée. Dice que <<se ha considerado a la novela francesa como fuente directa del drama español, y hasta haberla plagiado en muchos puntos>>[13].
Me sorprende también que Alborg hable sobre diga que <<la recepción de Don Álvaro fue poco menos que un fracaso; se representó tan sólo once veces en Madrid>>[14]. Es una obra con bastante acción, de tema romántico y que ha trascendido como uno de los mejores dramas del romanticismo español. Me hace pensar en la dificultad que a lo largo de la historia muchas obras han tenido a la hora de poder ser leído y representada.
En la actualidad, cada vez se hace más difícil a las obras clásicas su representación, debido a que se ha perdido la capacidad de llegar a las grandes masas, que por el contrario prefieren obras como musicales u otro tipo de actividades como el cine, la televisión, compras en grandes centros comerciales…
Hoy en día se ha perdido la cultura y no está en boga la lectura o el visionado de teatros clásicos de la cultura española. A pesar de la cantidad de financiación, premios y actuaciones que dan un impulso a la cultura, cada vez se hace más difícil la llegada a la sociedad actual de la literatura en todos sus aspectos: poesía, novela y drama.
Concluyo hablando sobre las características novedosas de la obra. La obra va narrando historias diversas en lugares diferentes, y lo que es aún más novedoso, se realiza en un periodo de tiempo que comprende varios años. Al igual que todo drama romántico va alternando el verso y la prosa, según convenga al autor. Son muchos los personajes principales y secundarios que encontramos en la obra, donde los masculinos son prototipos de hombres valientes, y las mujeres se caracterizan por la fidelidad y amabilidad. Todos los personajes tienen un destino o sino, como indica el título de la obra, que es fatal. Muchos acaban la historia con la muerte.
Es una obra profunda y que contiene en sí todos los valores del romanticismo, tanto español como europeo, que quiere romper con los esquemas que habían movido a la sociedad hasta el momento y marca un nuevo paradigma en la mentalidad europea.
BIBLIOGRAFÍA
ALBORG, J.L. (1972). Historia de la Literatura Española, Tomo IV. Madrid: Gredos.
DONALD L. SHAW (1981). Historia de la Literatura Española, El siglo XIX. Barcelona: Ariel.
DUQUE DE RIVAS (1995). Don Álvaro o la fuerza del sino. Chile: Andrés Bello.
JOSÉ ROMERA CASTILLA (2013). Teatro español. Siglos XVIII-XXI. Madrid: Editorial Universitaria Ramón Areces.
[1] Shaw (1981:16)
[2] Rivas (1995:9)
[3] Romera Castilla (2013)
[4] Alborg (1972: 453).
[5] Alborg, (1972: 454).
[6] http://www.cervantesvirtual.com/portales/duque_de_rivas/autor_biografia/#nota2
[7] Alborg (1972: 455).
[8] Alborg (1972: 454).
[9] http://www.cervantesvirtual.com/portales/duque_de_rivas/autor_biografia/#nota2
[10] Figura literaria que consiste en la repetición de una misma estructura.
[11] Figura literaria donde se altera el orden normal de las palabras.
[12] Se mencionan dos elementos que tienen cualidades que se comparan.
[13] Alborg (1972: 483).
[14] Alborg (1972: 484).