CONTEXTO HISTÓRICO DE LA PREVENTIVIDAD

Si miramos a la sociedad antes del siglo XVIII nos encontramos con que está regida por regímenes monárquicos rígidos, donde las clases altas controlaban todo el poder y  oprimían al pueblo. Como nos cuenta Teresio Bosco ‘’Tras unos siglos de sociedad petrificada por el dominio absoluto del rey y la nobleza, Francia explotaba’’[1]. Parafraseando a este autor intentaré resumir la época que propiciará la llegada de la preventividad.

En el año 1789 estalla en Francia, concretamente en París, la Revolución Francesa a manos de la burguesía. Así se abolieron todos los privilegios de la monarquía y la nobleza, iniciándose un período de revolución popular.

Al grito de libertad, igualdad y fraternidad[2] se inició un período de miedo, debido a las numerosas ejecuciones a aquellos que se considerasen conspiradores de la revolución, normalmente aristócratas y personas pertenecientes a la realeza. A su vez se inicia un período de secularización y ataque contra la Iglesia, que en la época anterior también había sustentado el poder y había apoyado a los regímenes monárquicos.          

‘’Un ejército de la revolución llega a Italia capitaneado por un general de 27 años, Napoleón Bonaparte’’[3]. Este llegará a crear un gran imperio que caerá tras la batalla de Waterloo, pero que habrá dejado a Europa en la más absoluta miseria y destrucción.  

Se inicia ahora la época que llamamos Restauración, en los inicios del siglo XIX, un corto período donde los países quieren volver a implantar de nuevo el sistema monárquico anterior. Y es aquí donde veremos el comienzo de lo que llamamos preventividad ya que ‘’Europa parece como obsesionada, más que en cualquier época, por la idea preventiva’’[4].

La preventividad nace y se desarrolla mayormente en este contexto de la Restauración asociado a vigilancia. El Congreso de Viena, queriendo restaurar el orden político anterior, pone en marcha una serie de estructuras con el fin de garantizar orden y equilibrio, a través del tratado de la Santa Alianza en 1815 por los países que habían vencido a Napoleón. Esta ‘’paz’’ deseada por Europa durará poco y tras ella se dará paso a uno de los siglos más convulsos de la historia, mediante un proceso de revoluciones y grandes cambios.

Si nos fijamos en la vida de Don Bosco, su nacimiento tendrá lugar prácticamente en los albores la Restauración en 1815. Desde agosto de ese año, Juanito Bosco transcurrirá su infancia en la colina de I Becchi ajeno a todos estos cambios.

Pero volvamos a la historia. Aunque el liberalismo propugnaba la unificación de estados como el de Italia, el Congreso hizo oídos sordos a esto, dividiéndola en muchas monarquías. Así ‘’la península italiana, con una población de casi 20 millones de habitantes en ese momento, era un mosaico de 10 estados regionales’’[5].

Primero el reino de Cerdeña, en el cual se encontraba don Bosco ya que el Piamonte pertenecía a este reino. También al norte estaba el reino Lombardo-Véneto. Encontramos también cinco ducados: el Ducado de Parma y Piacenza, el Ducado de Lucca, el Gran Ducado de Toscana, el Ducado de Módena y Reggio, y por último, el Ducado de Massa y Carrara. En el centro se encuentran los Estados Pontificios que ‘’fueron devueltos a Pío VII’’[6]. Y por último tenemos dos más: la República de San Marino y el reino de las Dos Sicilias gobernado por los borbones de España.

A pesar de esto, las ideas liberales continuaron. Y desde los años 20 de este siglo se iniciaron una serie de revoluciones que impulsaron la unificación de Italia. A este período se le ha llamado Risorgimento. Entre sus impulsores encontramos a Garibaldi, Manzzini y al conde Cavour.

‘’Enorme importancia histórica adquiere la revolución industrial’’[7] nacida en el siglo XVIII en Reino Unido y que llegará a Italia en 1780 marcando todo el siglo siguiente.

Pero para no alargar mucho más la narración del contexto, señalo como conclusión que la gran mayoría de formas que encontramos son represivas más que preventivas, donde cada uno intentará imponer sus ideas con la fuerza. Todo este liberalismo irá también con bastante fuerza en contra de todo lo religioso, incluyendo a las órdenes religiosas con la supresión de muchas de las mismas.

PERSONAJES INFLUYENTES EN DON BOSCO

Como dice Pietro Braido en Prevenir, no reprimir, libro en el que me basaré prácticamente para exponer este punto, los personajes más influyentes en el Sistema Preventivo de don Bosco son ‘’educadores y educadoras, con frecuencia cercanos, que en algún caso han influido o podrían haber influido en él, por haber podido leer sus escritos o por haber podido tener algún conocimiento de ellos’’[8].

Encontramos primeramente a los hermanos Cavanis, hermanos sacerdotes vénetos que comienzan con un oratorio y ‘’fundan la Congregación de los clérigos seculares de las escuelas de caridad’’[9], de cuyas constituciones hará también uso don Bosco para las suyas.

Ludovico Pavoni de Brescia ‘’se adelanta en varios decenios a las iniciativas de Don Bosco’’[10] y crea un oratorio y escuelas profesionales para la juventud más desfavorecida mediante un método donde convergen la razón, la religión, la amabilidad, dulzura y asistencia.

Los hermanos maristas fundado por Marcelino Champagnat  en 1817 se dedicarán también a la enseñanza gratuita de los jóvenes pobres con muchos comportamientos que se verán también más tardes en el método preventivo de Don Bosco, así como un fuerte amor a María.

Otra congregación de la época que pudo influir fue la Congregación de las Hijas del Sagrado corazón de Jesús, fundada por Teresa Eustochio, aunque en este caso dedicadas a la ‘’instrucción y educación de las chicas de todas las clases sociales’’[11]. Tenía un claro enfoque preventivo a través de la religión, la razón y el amor. También tienen la asistencia como comportamiento elemental de su sistema.

Ferrante Aporti, uno de los más influyentes y tiene ya la mayoría de elementos del sistema de Don Bosco: ‘’asistencia, afecto, caridad, amabilidad, razón, alegría, canto, recreo, movimiento’’[12]. Crea la escuela de la infancia para huérfanos donde, como Don Bosco más tarde, intentará crear un ambiente de familia para prevenirlos del mal.

Antonio Rosmini difiere con Don Bosco de algunas cosas: ‘’entiende el prevenir simplemente como una condición previa’’[13] ya que cree que sólo sirve dentro de la escuela y que cuando el alumno sale de ella ya no actúa correctamente. Tacha de peligrosa la amabilidad por parte de los maestros ya que puede ser malinterpretada, aunque dice que no deja de ser necesaria.

Don Bosco también conoció a los hermanos de la Salle que se dedicaban, mediante el amor, la paciencia, la razón y el acompañamiento, ‘’al cuidado de los niños provenientes del mundo del trabajo y del ambiente humilde obrero’’[14]. Aunque no sabemos si leyó libros propiamente de San Juan Bautista de la Salle, probablemente sí que leería libros de los hermanos de la Salle.

El padre barnabita, Alessandro Teppa, influyó bastante en Don Bosco que ‘’lo leyó e hizo que lo leyeran sus salesianos’’[15]. Su propuesta consistía en ‘’promover el bien e impedir el mal’’[16], para así ganar el amor de los alumnos a través de la razón y del amor.

ORIGINALIDAD DEL SISTEMA PREVENTIVO DE DON BOSCO

Si leemos atentamente a Braido nos puede quedar la sensación de que Don Bosco no inventó nada sino que copió muchas cosas. De esto, podría venirnos a la mente la siguiente pregunta: ¿qué tuvo de original don Bosco?

Y es que, Don Bosco va madurando su pedagogía a medida que transcurre su vida y la experiencia con sus muchachos. Aunque es verdad que muchas cosas las pudo aprender o tomar de su época, como veremos, desde su infancia él modela su corazón e irá intuyendo ciertos modos de actuar que también descubrirá en los personajes que hemos citado anteriormente.

Aunque es difícil distinguir entre lo original y lo copiado, lo que está claro, a mi parecer, es que Don Bosco fue un gran educador y uno de los personajes que más han expandido y representado el sistema preventivo a través de sus características particulares.

Lo que destaca es su gran capacidad de mostrar un camino aparentemente ‘’fácil’’ para santificarse. Y no sólo la facilidad sino el entusiasmo con el que ayuda a los jóvenes a querer seguir ese estilo de vida que el santo les muestra en numerosos escritos suyos como: Il giovane provveduto (1847) y las tres vidas de jóvenes: de Domingo Savio (1859), de Miguel Magone (1861) y la de Francisco Besucco (1864), entre otros muchos más escritos.

Como dice Pietro Braido ‘’con sus escritos Don Bosco hace una síntesis de los múltiples elementos preventivos esparcidos en la cultura de su tiempo’’[17] de todos los autores que hemos visto anteriormente.

Todo aquello realizado por don Bosco tendrá por tanto por eje fundamental la idea de la preventividad. Así la obra más preventiva y fundamental en el sistema educativo de don Bosco será el oratorio festivo, el lugar donde se puede respirar los valores y las formas preventivas del sistema salesiano, sobre todo aquella de la llamada asistencia.

Así integra en su sistema un sinfín de conceptos recíprocamente necesarios que en su conjunto lo forman. Entre ellos claramente encontramos ‘’ragione, religione, amorevolezza, familia, paternità, fraternità, amicizia, dovere e goia (allegria, studio, pietà); catechesi e sacramenti (penitenza e eucaristia), inserimento ecclesiale; teatro, canto, música, gioco libero, sport, escursioni’’[18]. Me atrevo a añadir otros como educación, moral, jóvenes más pobres, estar en la sociedad…

A pesar de no ser un gran pedagogo, don Bosco aprende a ser un gran pedagogo en la acción y así ha sido considerado por muchos a lo largo de la historia.


[1] T. Bosco, Don Bosco: una biografía nueva, Central Catequística Salesiana, Madrid 1979,28.

[2] En francés liberté, égalité, fraternité.

[3] T. Bosco, Don Bosco: una biografía nueva, Central Catequística Salesiana, Madrid 1979,30.

[4] P. Braido, Prevenir, no reprimir, Central Catequística Salesiana, Madrid 2001, 26.

[5] A. J. Lenti, Don Bosco: Historia y carisma 1, Central Catequística Salesiana, Madrid 2010, 121.

[6] Ibídem, 121.

[7] P. Braido, Prevenir, no reprimir, Central Catequística Salesiana, Madrid 2001, 13.

[8] Ibídem, 102.

[9] Ibídem, 103.

[10] P. Braido, Prevenir, no reprimir, Central Catequística Salesiana, Madrid 2001, 105.

[11] Ibídem, 114.

[12] Ibídem, 118.

[13] Ibídem, 121.

[14] Ibídem, 126.

[15] Ibídem, 113.

[16] Ibídem, 132.

[17] P. Braido, Breve Storia del ‘Sistema Preventivo’, LAS, Roma 1993, 98.

[18] Ibídem 101.

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