Introducción de «Las fortunas de Diana»
No he dejado de obedecer a vuestra merced por ingratitud, sino por temor de no acertar a servirla; porque mandarme que escriba una novela ha sido novedad para mí, que aunque es verdad que en el Arcadia y Peregrino hay alguna parte de este género y estilo, más usado de italianos y franceses que de españoles, con todo eso, es grande la diferencia y más humilde el modo.
En tiempo menos discreto que el de ahora, aunque de más hombres sabios, llamaban a las novelas cuentos. Estos se sabían de memoria y nunca, que yo me acuerde, los vi escritos, porque se reducían sus fábulas a una manera de libros que parecían historias y se llamaban en lenguaje puro castellano caballerías, como si dijésemos «hechos grandes de caballeros valerosos». Fueron en esto los españoles ingeniosísimos, porque en la invención ninguna nación del mundo les ha hecho ventaja, como se ve en tantos Esplandianes, Febos, Palmerines, Lisuartes, Florambelos, Esferamundos y el celebrado Amadís, padre de toda esta máquina que compuso una dama portuguesa. El Boyardo, el Ariosto y otros siguieron este género, si bien en verso; y aunque en España también se intenta, por no dejar de intentarlo todo, también hay libros de novelas, de ellas traducidas de italianos y de ellas propias en que no le faltó gracia y estilo a Miguel Cervantes. Confieso que son libros de grande entretenimiento y que podrían ser ejemplares, como algunas de las Historias trágicas del Bandello, pero habían de escribirlos hombres científicos, o por lo menos grandes cortesanos, gente que halla en los desengaños notables sentencias y aforismos.
Yo, que nunca pensé que el novelar entrara en mi pensamiento, me veo embarazado entre su gusto de vuestra merced y mi obediencia; pero por no faltar a la obligación y porque no parezca negligencia, habiendo hallado tantas invenciones para mil comedias, con su buena licencia de los que las escriben, serviré a vuestra merced con esta, que por lo menos yo sé que no la ha oído, ni es traducida de otra lengua, diciendo así:
En la insigne ciudad de Toledo, a quien llaman imperial tan justamente, y lo muestran sus armas, había no ha muchos tiempos dos caballeros de una edad misma, grandes amigos, cual suele suceder a los primeros años por la semejanza de las costumbres. Aquí tomaré licencia de disfrazar sus nombres, porque no será justo ofender algún respeto con los sucesos y accidentes de su fortuna. Llamábase el uno Otavio, y el otro Celio.
Comentario de texto
Este fragmento se encuentra al inicio de la novela corta de Lope de Vega, titulada Las fortunas de Diana. En este fragmento donde el narrador se encuentra en primera persona, se expone el pensamiento del autor antes de comenzar su novela.
En el primer párrafo, el autor expone la obligación que siente de escribir esta novela por petición de su amada Marta de Nevares, bajo el pseudónimo de Marcia Leonarda. Expresa su miedo al escribir este nuevo tipo de novelas que quiere renovar. Por ello, continúa haciendo un recorrido histórico de este nuevo tipo de novelas, mediante el cual intenta fundamentar en una base sólida su nueva forma de novelar. Emparenta su obra con cuentos y novelas de caballerías que ya tenían tradición, “como se ve en tantos Espladines, Febos, Palmerines, Lisuartes, Florambelos, Esferamundos y el celebrado Amadís”.
Obligado por su amada Lope prueba escribir mediante esta nueva forma de novelar, ya que “no la ha oído, ni es traducida de otra lengua”. Valiéndose de procedimientos cervantinos, el autor reinventará el género.
Tras hacer esta introducción, Lope expondrá su novela. Esta fue incluida en su obra La Filomena en 1621. En este fragmento vemos que el autor se dirige a su interlocutora a través de estas palabras antes de introducirse en la historia que quiere contar, como hará en al inicio del resto de sus novelas que se publicarán en La Circe en Madrid en 1624.
Tras esta breve introducción, Lope se embarca a narrar la historia de esta novela. En ella se cuenta el amor entre Celio, de baja condición, y Diana, que a través de diferentes situaciones y aventuras llegan a un final feliz. Comienza la historia con narrando la historia que lleva al encuentro entre varios amantes. La noble doncella Diana se encuentra con el pobre Celio, amigo de su hermano Otavio. Tras varios encuentros con él, deciden huir. La noche de la huida, Celio tiene que ir con Otavio a jugar y llega tarde a la cita. Un desconocido se fuga con las joyas, y el amante llega tarde, cuando su novia creyéndose traicionada sale de su casa y vaga perdida y desesperada por el bosque, donde es socorrida por una pareja de pastores. Tras el descubrimiento de que Diana se ha ido, esta se encuentra tirada en el bosque. Filis la lleva a su casa del campo, mientras que Celio sigue buscando desesperadamente a su amada. Piensa que Diana ha marchado a las Indias y se va a buscarla.
Tras dos meses en la finca de los pastores, se pone de parto. Luego se marcha y deja a su hijo al pastor Filis. Entonces, disfrazada de hombre llamado Lisis, parte a la aventura. Se hace primero pastor, amado de hija de Lisardo, su compañero pastor, por la dulzura de su canto y su laud, se convierte luego en camarero de un duque, después de que este fuera a descansar a la hacienda del pastor.
Entre tanto, Celio ha naufragado y se encuentra con el ladrón del cofre de su amada, al que mata con dos puñaladas. Parten de nuevo a Cartagena de Indias con Celio atado. Mientras, Diana servía de camarero al duque. Un día fue con su amo a ver al Rey. Un criado del rey se enfadó con su amo, y ella le dio una cuchillada. El Rey se sorprendió y consiguió su favor, y el duque se la da como regalo. Luego la manda como gobernador y virrey a Cartagena de Indias. Allí encuentra a Celio entre los presos que, después de haberla buscado por toda España, se ha embarcado hacia las Indias; lanzado por una tempestad a Cartagena, allí ha reconocido mediante un anillo al ladrón de Diana, le mata y acaba en la cárcel. Diana, sin darse a conocer, le libera y, presentándose ante el rey con su amante, le explica su secreto y todo termina en felices bodas.
En la segunda novela el joven español Felisardo, llegado a Italia, conquista el amor de Silvia y el favor del virrey de Sicilia. Pero al expulsar a los moriscos de España, descubre que también él es de origen árabe, abandona la Corte y a su amante y se dirige a Constantinopla con la intención de redimir su sangre con alguna empresa honrosa que favorezca al rey de España.
Con el nombre de Silvio Pachá se convierte en uno de los mejores capitanes del sultán y emprende muchas correrías por tierras cristianas, en una de las cuales vuelve a encontrar a Silvia y a su hijo. Piensa al fin en raptar a la sultana, la famosa española doña María, pero en el momento de zarpar se desencadena una tempestad que le obliga a volver a puerto. La fuga es descubierta y al desgraciado no le queda otro recurso que morir en el combate, proclamando su fe de cristiano.
¿En qué sentido emplea el narrador el término “novelar”?.
A través de este texto el autor empieza a explicar cómo concibe su nueva forma de novelar. Empieza diciendo que “en el Arcadia y Peregrino hay alguna parte de este género y estilo”. Estas son dos novelas, la primera escrita en 1598, y la segunda en 1604. La primera se inserta dentro de la novela pastoril donde se idealiza a los pastores, mezclándose con referencias históricas. El tema principal es el amor. La segunda es una novela bizantina, de aventuras, donde el enamorado Pánfilo hace una peregrinación como símbolo de la peregrinación de la vida cristiana. De nuevo el amor se convierte en uno de los temas principales.
Con todo esto, el género de la novela era “más usado de italianos y franceses que de los españoles”, sobre todo esta nueva forma de novelas que se expone en estas cuatro novelas nuevas. Desde el siglo XVI, empiezan a llegar nuevas formas que ya habían empezado a utilizar los autores italianos del Quattrocento. La novella comienza con el Decameron de Bocaccio, que deja los cuentos con moraleja, para hacer relatos breves, bien estructurados. Lo que hizo el soneto en el género lírico, lo hará ahora la novella en el género narrativo. Estas novelas consistían en relatos cortos donde normalmente las aventuras amorosas cobraban protagonismo. Aunque en Italia se conocían muchas, en España aún se las miraba con desdén. Esto no impide que lleguen novelas italianas a España, y que autores españoles empiecen a escribirlas, como Cervantes con sus Novelas ejemplares. Dice el autor, que a pesar de la existencia en la tradición de las novelas de caballería, empiezan a llegar nuevas formas de novelas. Como dice en el fragmento: “también hay libros de novelas, de ellas traducidas de italianos y de ellas propias en que no le faltó gracia y estilo a Miguel de Cervantes”. Lope de Vega inserta este nuevo género que quiere probar en dos de sus obras: La Filomena y La Circe. En el último párrafo dice: “Yo nunca pensé que el novelas entrara en mi pensamiento, me veo embarazado entre su gusto de vuestra merced y mi obediencia”. De esta manera el autor empieza a experimentar las nuevas formas de novelas, introduciendo nuevas técnicas como los diálogos entre el narrador y el lector, como hace en esta introducción a la primera de sus novelas, Las fortunas de Diana. Además de contar una historia amorosa, el autor hace una reflexión sobre la literatura que escribe, justificando la importancia de un género sin precedentes.
Aun así, es importante señalar que Lope aquí intenta crear una base sólida, emparentando la nueva novela con los cuentos y novelas de caballerías que sí contaban con una tradición. Todos los cuentos que existían y que todo el mundo conocía por la tradición oral, pasan ahora a ser escritos en los cuentos de caballerías “como se ve en tantos Espladines, Febos, Palmerines, Lisuartes, Florambelos, Esferamundos y el celebrado Amadís”.
A pesar de todo, Lope intenta hacer una nueva novela que como dice al final de este fragmento “no la ha oído, ni es traducida de otra lengua”. Aunque se valdrá de procedimientos, ya usados por Cervantes, como el diálogo entre narrador y lector, el autor intentará hace una nueva reinvención del género.
Lope se distancia del género humilde del cuento, para crear un género culto destinado a entretener a sus lectores. Se distancia también de la novella creada por Bocaccio para experimentar de nuevo. Una de las principales novedades está en el narrador que influye notablemente en la novela. El narrador tiene para Lope una voz personal que parece que está hablando el propio autor. El narrador es subjetivo y busca siempre entablar conversación con su destinataria: Marcia Leonarda, que es Marta de Nevares. El narrador realiza disgresiones y vuelve según convenga al tema de la historia.