En este reflexión vamos a contemplar a María como modelo de fe. Nos dice el Concilio Vaticano II en la Lumen Gentium: los fieles luchan todavía por crecer en santidad, venciendo enteramente al pecado, y por eso levantan sus ojos a María, que resplandece como modelo de virtudes para toda la comunidad (LG 67).

Es este el sentido, el de crecer en santidad, por el que nosotros los creyentes estamos llamados a realizar este gesto tan bonito como el de «levantar los ojos», no solo para pedir favores a María, sino para ser santos como ella, poniendo en marcha un proceso en nuestro interior que nos lleva a ser como ella: la discípula por antonomasia de su Hijo Jesucristo.

¿Donde podemos contemplar los rasgos de la santidad de María? En el evangelio encontramos estas características que os invito a reflexionar. Os invito a meditar en cinco de ellas:

  1. Anunciación (Lucas 1, 26-38): María está totalmente disponible al plan de Dios. Ella es capaz de dejar a un lado sus propios intereses para para hacer su voluntad. En este sentido nosotros estamos llamados a abrirnos a ese plan de Dios, a acoger a Cristo en nuestras vidas.
  2. Visitación (Lucas 1, 39-56): María va a salir de sí misma para encontrarse con su prima Isabel. No lo hace simplemente porque tiene que ayudarle durante su embarazo, sino que se va a visitarla para llevar la buena noticia que lleva en su seno, a Dios mismo que se ha encarnado. En este sentido los creyentes estamos llamados a llevar ese don de la fe que hemos recibido gratuitamente.
  3. Bodas de Caná (Juan 2, 1-12): María está atenta a las necesidades de los demás, pero sabe que ella no es el centro. El centro es Jesucristo, su hijo, que va a realiza su primer milagro. En este sentido nosotros estamos llamados a estar atentos a las necesidades de los jóvenes y del mundo de hoy, para poder llevar a Jesucristo y su buena noticia.
  4. Bienaventuranza (Lucas 11, 27-28): La encontramos en la respuesta de Jesús ante el grito de aquella mujer. Jesús no hace excelsa a su madre por ser simplemente su madre, sino por escuchar la palabra de Dios y cumplirla. También nosotros como creyentes estamos llamados hoy a leer esa palabra, a escucharla y a discernir aquello que Dios quiere de nosotros.
  5. María en la cruz (Juan 19, 25): ella es capaz de estar en pie en aquel momento duro de la muerte de su Hijo, porque confía plenamente en el plan De Dios, confía en que Dios tiene la última palabra.

FLOR: buscar en el evangelio un fragmento que nos hable de la vida de María y podamos creer en santidad.

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