(…) Un príncipe debe también mostrarse admirador del talento, acogiendo a los hombres virtuosos y honrando a los que sobresalen en algún arte. Además debe animar a sus conciudadanos para que puedan ejercer pacíficamente sus actividades, ya sea en el comercio, en la agricultura, o en cualquier otra actividad humana (…) Debe además de todo esto entretener al pueblo, en las épocas convenientes, con fiestas y espectáculos. Y ya que cada ciudad está dividida en corporaciones o en barrios, debe tener en cuentas estas colectividades; reunirse con ellas de vez en cuando, dar ejemplo de humanidad y munificencia, teniendo siempre asegurada, no obstante, la magnificencia de su dignidad, porque esto no puede faltar nunca en cosa alguna.

Comentario de texto:

Nos encontramos ante un fragmento de la obra de Nicolás Maquiavelo titulada El Príncipe. No se puede entender el fragmento ni la obra fuera de su contexto y su autor. Por ello probaré a describir el contexto en el que se ubicará esta obra.

El período llamado Renacimiento comprende los siglos XV y XVI. Una de las figuras culminantes de este período será Maquiavelo (1469-1527), autor de la obra que estamos analizando. El inicio del renacimiento italiano, el primero de todos los europeos, se data en 1453 con la caída de Constantinopla. El humanismo supone una nueva concepción de la realidad tras la Edad Media. Destaca el antropocentrismo  o concepción de que el hombre es el centro del cosmos, el hombre es la medida de todas las cosas.  Se vuelve a apreciar la Antigüedad Clásica, y se comenzará a valorar al hombre desde una perspectiva mundana, no-divina, es decir, el hombre como un ser natural e histórico.

Se da una nueva toma de conciencia sobre las letras, ciencias y costumbres, aunque será la política la que tendrá un papel fundamental. El humanista era aquella persona que se consagraba a los studia humanitatis.  Se vuelve a retomar la lectura de los clásicos en sus textos originales y no a través de la opinión de los santos padres de la Iglesia.

Un hecho muy importante del Renacimiento es la reforma que Martin Lutero, que dará lugar a la gran escisión entre la Iglesia católica y la protestante. Este clima de enfrentamiento ayudará también a dar ese cambio hacia el antropocentrismo y elevación del ser humano.

Esta confianza en el hombre se refleja en la política. Durante los siglos XV y XVI se desarrollará el absolutismo político, que dará lugar a grandes cambios en el pensamiento y la sociedad.

Es legítimo también en esta época el deseo de fama, poder y prestigio. Se iniciará un proceso de transformación de las ciudades que culminará con el desarrollo de la burguesía, del comercio y la industria, quedándose atrás el sistema feudal. Los burgueses querrán poco a poco ir subiendo de rango y adquirir poder y prestigio.

Esta ambición de poder es característico en esta obra que analizamos donde también se defenderán incluso valores paganos llegando incluso a ver el pecado, que en la época anterior había sido tan importante, como reductor de la libertad del hombre.

Así se iniciará un período, que podríamos llamar Quattrocento, en el que el mundo de la corte será el lugar privilegiado donde se desarrollará la vida ideal de la época moderna. Aunque en la Baja Edad Media hubo cortes donde la música, las costumbres, el comportamiento de los cortesanos… Será en las cortes italianas del siglo XV donde se iniciará un modelo que luego será desarrollado en las demás cortes europeas, como por ejemplo en España desde la unión de las coronas de Aragón y de Castilla.

El humanismo, y sobre todo en Florencia, está muy relacionado con la teoría política, como ya hemos dicho anteriormente. Influidos por Cicerón y pos La República de Platón surgen grandes utopías, y aunque los humanistas coincidieron en que los gobernantes deberían ser hombres educados tanto en armas como en letras, no llegaron a ponerse de acuerdo en cual debía ser el ordenamiento social y político adecuado que asegurase el progreso y la libertad.

Aunque hubo humanistas que defendieron a la creciente sociedad burguesa y a la libertad de los hombres, proponiendo un modelo social donde todos los hombres serían iguales, incluso en el disfrute de los bienes; el modelo que triunfará en oposición a esas concepciones será el modelo de Estado concebido por uno de los principales pensadores políticos del Renacimiento: Nicolás Maquiavelo, autor de esta obra que estamos analizando.

Maquiavelo nace en Florencia en 1469 en el seno de una familia noble. Participa muy activamente en el ámbito político y se dedica a teorizar sobre la política, como podemos ver en su obra más importante El Príncipe (1513).

Para este autor los hombres son malvados por naturaleza, tiene una naturaleza y pasiones constantes, con desorden, miedos y violencia inevitables. El Estado deberá garantizar una organización adecuada para la convivencia pacífica. Es necesaria la violencia del estado para parar esa violencia humana inherente a su naturaleza y poder garantizar la paz y la libertad.

Así el fin del estado es garantizar la seguridad y el bienestar de todos los ciudadanos, incluso podrá valerse de medios inmorales para conservar el poder. El fin justifica los medios, prescindiendo de cuestiones morales, y dando prioridad al fin del Estado que es el bienestar.

No podemos olvidar que Maquiavelo escribió su obra en el contexto florentino donde imperaba una ciudad-república. Respecto a las formas de gobierno, Maquiavelo considera la República como la mejor forma posible de gobierno, lo cual resulta inconciliable con su doctrina de absolutismo. Para el autor el absolutismo es el paso previo sobre el que se establecería la República. Es el mal menor que haría posible la consolidación de un gobierno republicano.

Empieza la obra con las clases de principados y las formas de llegar al poder, propone distintas formas como principados hereditarios o principados mixtos, es decir, aquellos que son nuevos. Llega incluso a justificar el poder por medio de crímenes.

Para Maquiavelo el Estado se identifica con la persona del príncipe, que ejerce su dominio y que dará lugar, como dijimos antes, a los absolutismos despóticos.

En esta obra dedicará un parte a describir la figura y la personalidad del príncipe. El príncipe es hábil y manipulador, con una gran destreza e intuición para esquivar obstáculos. Además se valdrá de cualquier medio, ya que carece de escrúpulos.

El político, no tiene que poseer virtud alguna, puede ser tacaño, cruel, temido, incumplir promesas, pero debe simular poseer todas las virtudes y parecer clemente, leal, íntegro, religioso… ya que al pueblo se le seduce por medio de la apariencia.

En este fragmento, tomado del capítulo XXI de la obra, titulado cómo debe conducirse un príncipe para adquirir alguna consideración nos muestra claramente las formas en las que el príncipe se hace querer por su pueblo. El príncipe para seguir en el poder necesita aparentemente elogiar y premiar a su pueblo, para hacerse presente en medio de este. Un príncipe por tanto debe apreciar la cultura y el arte y premiar a aquellos que sobresalen en esto. Otra de las características propuestas en este fragmento es el apoyo del príncipe a los ciudadanos incondicionalmente, estimulando a cada uno a desempeñar bien su trabajo.

Por último en la segunda parte del fragmento nos dice que el príncipe debe entretener al pueblo con fiestas y espectáculos. Debe también tener en cuenta a todos los diferentes grupos o gremios existentes en la ciudad, conocerlos, unirse a ellos, pero conservando siempre la figura de poder que ostenta. Así podrá permanecer en el poder y manipular al pueblo.

El príncipe que inspira su obra, nos dice que ‘’no predica jamás otra cosa que paz y lealtad, pero de la una y de la otra es hostilísimo enemigo y de haber observado la una y la otra, hubiera perdido en más de una ocasión o la reputación o el Estado’’.

La figura que inspiró a Nicolás Maquiavelo fue Fernando el Católico, monarca español. Al principio de este mismo capítulo (XXI) donde elogia a este monarca de España como el primer rey de la cristiandad. Este rey ha realizado grandes hazañas y será el preludio del gran imperio español de su nieto Carlos V.

Como ya hemos dicho antes el príncipe puede ser inmoral, cruel y todo lo que desee pero ante todo de aparentar ser un hombre virtuoso y culto, aunque no lo sea. La causa de tener que aparentar todo esto es que el vulgo, el pueblo, se deja llevar por la apariencia y es seducido por ésta.

Esta apariencia haría que el estado conservara la paz y la libertad. El estado tiene como finalidad garantizar la seguridad y el bienestar de sus ciudadanos, aunque haya que valerse de medios inmorales. Pero siempre conservando la apariencia.

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