El centro de la encíclica Laudato Si´ del Papa Francisco se encuentra en el capítulo cuarto titulado una economía integral. Convencido de que todo está íntimamente relacionado [137] o que todo está conectado [138], va a ahondar sobre los distintos aspectos de esta ecología en los tres primeros puntos: 

  1. Ecología ambiental, económica y social [138-142]: en este punto define la ecología como estudio de las relaciones entre los organismos vivientes y el ambiente donde se desarrollan que exige sentarse a pensar y discutir. Habla sobre la conexión entre los componentes del planeta y las especies vivas formando una red. Entiende medio ambiente como relación entre la naturaleza y la sociedad, en una naturaleza donde estamos incluidos, y formamos ecosistemas con las distintas criaturas. Denuncia los automatismos y homogeneización debido al crecimiento económico, y aboga por la necesidad de analizar los problemas ambientales junto a los contextos humanos. Para él la salud de las instituciones de una sociedad tiene consecuencias en el ambiente. 
  1. Ecología cultural [143-146]: se refiere al patrimonio histórico, artístico y cultural que está amenazado por la visión consumista que tiende a homogeneizar y a debilitar la variedad cultural. La desaparición de una cultura puede ser tanto o más grave que la desaparición de una especie animal o vegetal. Invita a prestar atención a las comunidades aborígenes. 
  1. Ecología de la vida cotidiana [147-155]: invita a analizar el espacio donde transcurre la existencia, el ambiente con el que expresamos nuestra identidad. Muchas personas revienten los límites del ambiente con creatividad, incluso los pobres en medio de las limitaciones capaces de tejer lazos de pertenencia y convivencia. El papa insiste en que el amor puede más. Invita al cuidado de los lugares comunes que nos hacen “estar en casa”, donde los otros dejan de ser extraños. Incide en el tema de la vivienda, que falta no solo a los pobres, sino a una gran parte de la sociedad. También en el transporte recordando cómo en las ciudades circulan muchos automóviles utilizados por una o dos personas, invitando a priorizar el transporte público. Denuncia el abandono de los habitantes de zonas rurales y la relación de la vida humana con la ley moral. 

En el punto IV desarrolla el principio del bien común, aludiendo a la definición de la Gaudium et Spes 26. Este principio presupone el respeto a la persona humana y el bienestar social, y requiere la paz social. También reivindica la familia y recuerda al Estado su obligación de defender y promover el bien común. Este principio se convierte en llamada a la solidaridad y opción preferencial por los pobres, implicando el destino común de los bienes de la tierra. 

El punto V trata sobre la justicia entre las generaciones alargando el principio del bien común a las generaciones futuras, preguntando sobre qué tipo de mundo queremos dejar a los que nos sucedan, y denunciando el riesgo de volvernos individualistas. 

En el capítulo quinto da unas líneas de orientación y acción a través del análisis de la situación (grietas y causas). Su propuesta es el diálogo:

  • Sobre el medio ambiente en la política internacional [164-175]
  • Hacia nuevas políticas nacionales y locales [176-181]
  • Y transparencia en los procesos decisionales [182-188]
  • Entre política y economía para la plenitud humana  [189-198]
  • Entre las religiones y las ciencias [199-201]

Partiendo de una concepción del planeta como patria o casa de todos donde la interdependencia nos obliga a pensar en un solo mundo, en un proyecto común [164]. A pesar del desarrollo tecnológico, critica la falta para resolver problemas ambientales y sociales desde el ámbito internacional, con la necesidad de reemplazar la tecnología basada en combustibles fósiles y la falta de acuerdos internacionales [165]. 

Reconoce el recorrido hecho por el movimiento ecológico  y la concienciación de la sociedad, si bien critica la falta de acuerdos eficaces haciendo un recorrido con hitos como:

  • Cumbre de la tierra (1992)
  • Convenio de Basilea
  • Convención de Viena
  • Río + 20 (2012)

Advierte el riesgo de la especulación en la compraventa de bonos de carbono [171] y aborda la prioridad de los países pobres en erradicar la miseria y desarrollarse [172]. Por ello, urgen acuerdos internacionales que se cumplan y  además hacen falta marcos regulatorios globales que impongan obligaciones [173]. Menciona la falta de sistema de gobernanza de los océanos y el creciente problema de los residuos marinos y la protección de áreas marinas [174]. 

Es por ello que invita a una reacción global más responsable con instituciones más fuertes y eficaces [175]. 

En el segundo ámbito de diálogo aborda la necesidad de considerar las responsabilidad ambientales tanto a nivel nacional como local. Es por ello que cada Estado debe planificar, coordinar, vigilar y sancionar en su territorio con el derecho [177]. Critica cómo los intereses electorales para no irritar a la población con medidas que le afecten obstaculiza esto, aunque destaca el desarrollo de cooperativas para la explotación de energías renovables y organismos y asociaciones que presionan al gobierno para una mayor responsabilidad [179]. Enfatiza la necesidad de medidas específicas para cada país o región, no uniformes, pero sí que deben ser continuas con un enfoque humanista [180-181]. 

Continúa abordando el tema de la transparencia en los procesos decisionales haciendo necesario cada vez más el estudio del impacto ambiental de manera interdisciplinaria y transparente, dejando de pensar en intervenciones, sino mediante una participación de todos con sinceridad y verdad [183]. Las decisiones han de basarse en la evaluación de riesgos y beneficios planteando diversas preguntas [184-185] de manera que si la información objetiva lleva a prever un daño grave e irreversible, aunque no haya una comprobación indiscutible, cualquier proyecto debería detenerse o modificarse [186]. 

Se subraya que la rentabilidad no puede ser el único criterio y que la discusión debe permitir nuevas evaluaciones y la participación de todas las partes interesadas. Se reconoce la dificultad para alcanzar consensos en cuestiones ambientales, pero se aboga por un debate honesto y transparente que evite que necesidades particulares o ideologías afecten al bien común [187-188].

Continúa hablando sobre la necesidad de que la política y la economía, sin someterse mutuamente, dialoguen al servicio de la vida. Criticando el paradigma de la tecnocracia pone como ejemplo la crisis financiera de 2007-2008 que no ha dado lugar a un pensamiento [189] y señala que la protección ambiental no puede basarse en cálculos financieros [190] sino convencernos de que desacelerar el ritmo de producción y consumo puede dar lugar a otro modo de desarrollo [191].

Aboga por cambiar el modelo de desarrollo global, donde los términos medios son solo una pequeña demora en el derrumbe [194]. Se hace hincapié en la importancia de la política, recordando el principio de subsidiariedad y la necesidad de una política de visión amplia que replantee el diálogo [196-197] donde no se culpabilicen mutuamente política y economía [198]. 

En el último punto, convencido de que no se puede sostener que las ciencias empíricas explican completamente la vida [199] defiende la idea de que los textos religiosos clásicos pueden ofrecer significado a todas las épocas, aunque lo hagan desde el lenguaje religioso, sobre todo en el ámbito de las motivaciones fundamentales [200]. Hace un llamamiento a la coherencia y al diálogo entre las religiones orientado al cuidado de la naturaleza y al diálogo entre los diferentes movimientos ecologistas [201].

En el último capítulo de la encíclica aborda el tema de la educación y espiritualidad ecológica. Reconociendo la necesidad de conciencia de un origen y destino comunes, el documento apuesta por otro estilo de vida que ayude a salir de la vorágine de compras y gastos innecesarios en el que se ven sumergidas las personas  [203], de una situación inestable del mundo en el que la persona siente un vacío en el corazón que lo lleva a comprar, poseer y consumir [204]. Con una mirada de esperanza invita a sobreponerse diciendo: a cada persona de este mundo le pido que no olvide esa dignidad suya que nadie tiene derecho a quitarle [205].

Aludiendo a la Carta de la Tierra que invita a buscar un nuevo comienzo que logre la sostenibilidad, la justicia y la paz [207], invita a desarrollar la empatía [capacidad de salir de sí hacia el otro] con la que autotrascenderse rompiendo la autorreferencialidad y superando el individualismo [208]. 

Alude a la nueva sensibilidad ecológica en los jóvenes, y habla sobre la educación ambiental que debe disponernos a dar ese salto hacia el misterio, que no se limite a la información, sino que desarrolle hábitos y sea aceptada por la sociedad desde pequeñas acciones cotidianas. No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo [212].

Por eso invita a una educación temprana que coloque semillas y donde la familia ayude a cultivar los primeros hábitos de amor y cuidado a la vida [213]. Las asociaciones y la política deben concienciar, así como a la Iglesia de la que espera austeridad responsable, especialmente en seminarios y casas religiosas [214]. 

La propuesta del papa se basa en una espiritualidad ecológica que requiere una conversión ya que la espiritualidad no está desconectada del propio cuerpo ni de la naturaleza o de las realidades de este mundo [215], ya que se han extendido los desiertos interiores. Pone como modelo a San Francisco de Asís [218]. La conversión supone diversas actitudes como la gratitud y gratuidad, amorosa conciencia de no estar desconectados de las demás criaturas, creatividad y entusiasmo [220].

Esta espiritualidad propone un modo alternativo que da gozo y paz, que hace crecer en sobriedad y capacidad para gozar con poco [222]. La sobriedad libre y consciente es liberadora donde la felicidad requiere saber limitar necesidades [223]. A ella se añade la humildad [224]. Para ello hay que estar en paz con uno mismo sabiendo escuchar las palabras de amor de la naturaleza ante tanto ruido [225]. Esta actitud del corazón contrarresta la ansiedad que lleva a la superficialidad y consumismo [226], y se puede expresar mediante la acción de gracias [227].

El cuidado de la naturaleza refleja un estilo de vida fraterno, de amor gratuito (el pequeño camino del amor de Santa Teresa de Lisieux) con pequeños gestos de cuidado mutuo que ayuden a construir un mundo mejor mediante la cultura del cuidado [231].Las asociaciones están llamadas al bien común [232]. 

El universo se desarrolla en Dios, que lo llena todo [233]. La mística se encuentra en cada elemento del universo como enseña San Buenaventura y San Juan de la Cruz. Los sacramentos son un modo privilegiado de cómo la naturaleza es asumida por Dios [235], sobre todo en la Eucaristía donde se eleva lo creado y se unen cielo y tierra [236]. Por ello, el domingo, día de la Resurrección, destaca el valor del descanso y la fiesta, incorporando una dimensión receptiva y gratuita en la acción humana. El descanso preserva de activismo vacío y promueve el reconocimiento de los derechos de los demás, motivando el cuidado de la naturaleza y de los pobres [237].

En la Trinidad el Padre es la fuente última de todo, el Hijo refleja el amor y a través de él todo ha sido creado, y el Espíritu que es el lazo de amor. El mundo fue creado por las tres Personas, es decir, lleva una marca trinitaria [238]. San Buenaventura sugiere que, antes del pecado, la realidad reflejaba la estructura trinitaria [239]. Las Personas divinas son relaciones subsistentes, y el mundo, creado según el modelo divino, como trama de relaciones donde las criaturas tienden hacia Dios, revelando una trama de relaciones en el universo [240]. 

Termina aludiendo a María, la madre que cuidó a Jesús, ahora cuida con afecto y dolor materno este mundo herido [241], y recordando que nos encontraremos con la infinita belleza de Dios. Mientras tanto, cuidemos la casa común, buscando a Dios en todo. A pesar de las luchas, mantengamos la alegría de la esperanza. Dios nos ofrece fuerzas para seguir adelante [243-245]. 

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