La encíclica Populorum Progressio se inicia con un Preámbulo [1-5] donde se resalta la preocupación de la Iglesia por el desarrollo de los pueblos que luchan contra la pobreza, enfermedades, ignorancia y buscan participar más activamente en la civilización (nº 1).
Pablo VI junto a las enseñanzas sociales de los papas anteriores (nº 2) va a proponer como hecho más importante del momento en que se escribe la encíclica el hecho de que todos tengan clara conciencia de que actualmente la cuestión social entra por completo en la universal solidaridad de los hombres (nº 3).
Para ello, va a proponer un misión nueva de la Iglesia en el desarrollo de los pueblos la de suscitar, en el pueblo de Dios, una plena conciencia de su misión en el momento presente, para, de una parte, promover el progreso de los países pobres y fomentar la justicia social entre las naciones, y por otra, ayudar a las naciones subdesarrolladas a que también ellas trabajen por su propio desarrollo (nº 5).
En la primera parte, titulada Por un desarrollo integral del hombre, el papa va a poner el foco en la persona cuyo objetivo es el desarrollo integral. Partiendo de la voluntad actual de los hombres de verse libres de la miseria, hallar con mayor seguridad la propia subsistencia, la salud, una estable ocupación (nº 6), nos encontramos con un desequilibrio creciente, donde el interés propio de las naciones colonizadoras (nº 7) ha dejado una herencia insuficiente en cuanto a técnicas y estructuras que no ayudan a afrontar la economía moderna, dando lugar a un desequilibrio entre los países ricos y pobres, creando una brecha cada vez mayor y dando lugar a conflictos y tensiones (nº 9-10). Por ello, ante tan variable situación no podemos caer en la tentación de soluciones mesiánicas (nº 11).
Tras este análisis, el texto pone el foco en el papel de la Iglesia en tal desarrollo humano, destacando la labor de los misioneros que no solo llevan la fe a los pobres, sino también los ayudan desde el punto de vista social (sus misioneros han construido centros asistenciales y hospitales, escuelas y universidades-nº 12).
Pero esto no basta. Es necesaria una solución de conjunto que arranque de una clara visión de todos los aspectos económicos, sociales, culturales y espirituales (nº 13). Sin mezclarse en asuntos políticos, la Iglesia busca continuar la obra de Cristo. En el nº 14 encontramos la visión cristiana del desarrollo que propone Pablo VI, como punto central de su escrito:
El desarrollo no se reduce al simple crecimiento económico. Para ser auténtico, el desarrollo ha de ser integral, es decir, debe promover a todos los hombres y a todo el hombre.
En contra de una posible dicotomía, el papa resalta la unidad entre lo económico y lo humano. Añade además la absoluta necesidad de este crecimiento humano, como algo propio y vocacional a la que Dios llama al hombre (nº 15). Es por tanto un deber personal y comunitario (nº 16-17), pero no un absoluto sino necesario para que el hombre sea más hombre, le encierra como en una prisión desde el momento que se convierte en bien supremo, que impide mirar ya más allá (nº 19).
Finalmente propone un ideal hacia el que hay que tender (nº 21) a través de una contraposición:
Menos humanas | Más humanas |
Penuria material de quienes están privados de un mínimo vital Penuria moral de quienes por el egoísmo están mutilados.Estructuras opresoras, ya provengan del abuso del tener, ya del abuso del poder, de la explotación de los trabajadores o de la injusticia de las transacciones. | Lograr ascender de la miseria a la posesión de lo necesario, El aumento en considerar la dignidad de los demás. La orientación hacia el espíritu de pobreza. La cooperación al bien común. La voluntad de la paz.El reconocimiento de los valores supremos y de DiosLa fe, don de Dios, acogido por la buena voluntad de los hombres.La unidad en la caridad de Cristo. |
El papa va a hacer una propuesta sobre La acción que se debe emprender para llevar a cabo este desarrollo de todos los hombres. Propongo esta lista que resume cada uno de los números:
Nº | Acción | Modo |
23 | Propiedad | Es necesario ayudar al prójimo necesitado. Por tanto, la propiedad privada no debe prevalecer sobre el bien común. Hay que darle al pobre aquello a lo que tiene derecho. |
24 | Uso de la renta | El bien común justifica la expropiación cuando la posesión perjudica a la colectividad. |
25 | Industrialización | Es necesaria para el crecimiento revelando la capacidad humana de crear cosas nuevas y la propia responsabilidad en la empresa. |
26 | Capitalismo liberal | La prioridad del lucro y la propiedad absoluta conducen a abusos. |
27-28 | Trabajo | Es querido por Dios y el hombre coopera en completar la creación. Es ambivalente ya que puede llevar al egoísmo o a la generosidad. Debe ser libre y dignificar. |
29 | Urgencia | Para reducir el sufrimiento y superar la brecha es necesario actuar rápido para transformar y progresar. |
30-31 | No violencia ni revolución | No se debe hacer caso a la tentación de rechazar con la violencia la injusticia, ya que crean más injusticias. |
32 | Reforma | Es necesario corregir con valentía y haciendo cambios audaces. |
33 | Programas y planificación | Se requieren programas que coordinen acciones individuales y los poderes públicos deben establecer objetivos. |
34 | Al servicio | Buscar erradicar desigualdades y liberar a las personas. |
35 | Alfabetización | Es fundamental la educación básica para el desarrollo. |
36-37 | Familia y demografía | La familia debe siempre preservarse a pesar de los problemas que el crecimiento demográfico conlleve. |
38 | Organizaciones | Tienen el deber de educar en el bien común. |
39 | Pluralismo | Ante el pluralismo hay que rechazar aquello que niegue los valores religiosos y la dignidad humana. |
40 | Promoción cultural | Las instituciones culturales contribuyen al éxito del desarrollo. |
41 | Tentación materialista | La obsesión por lo material nos aleja de Dios. |
42 | Humanismo | Hay que promoverlo. |
La segunda parte, titulada Hacia el desarrollo solidario de la humanidad, se introduce con la convicción de que el desarrollo integral del hombre no puede realizarse sin el desarrollo solidario de la humanidad, mediante un mutuo y común esfuerzo (nº 43). Esta fraternidad se muestra en un triple aspecto:
- La solidaridad y ayuda de las naciones ricas a las que se hallan en vías de desarrollo.
- La justicia social entre los pueblos.
- La caridad universal que promueva un mundo más humano.
Estos tres aspectos van a ser desarrollados en la segunda parte. Comenzando por el deber de la solidaridad entre las personas y las naciones que lleven a una lucha contra el hambre y la pobreza (nº 45). Es necesario y urgente (nº 53) un papel responsable de los países desarrollados que ayuden a los que están en vía de desarrollo, no aliviando la miseria actual, sino construyendo entre todos un mundo más humano donde se compartan recursos, se reduzcan despilfarros y se genere un diálogo global (nº 54) que aborde necesidades reales creando un entorno donde cada uno tenga la oportunidad de trabajar y desarrollarse, garantizando la paz (nº 55).
El segundo aspecto, la justicia social en las relaciones comerciales, va a ocupar un puesto importante en las relaciones entre los países desarrollados y en vías de desarrollo dándose una separación creciente (nº 57). La disparidad en el intercambio comercial perjudica a las naciones menos desarrolladas, dando lugar a una mayor pobreza mientras aumenta la riqueza de los industrializados. Por tanto, el papa va a cuestionar el libre comercio (nº 58) ante la desigualdad internacional. Para ello es necesario establecer convenciones internacionales (nº 61) que regulen el mercado, donde aparecen el nacionalismo y el racismo como obstáculos (nº 62-63). Es por tanto necesaria una mayor solidaridad mundial en el que todos sean capaces de hacerse cargo de sí mismos mediante el respeto y la mutua colaboración en la construcción de un mundo más justo (nº 64-65).
El último aspecto que se destaca es la caridad universal en un mundo enfermo donde tenemos el deber de la hospitalidad (nº 67) hacia los extranjeros, sobre todo jóvenes estudiantes, que andan desorientados con influencias negativas (nº 68). Se insta a los trabajadores emigrantes a mejorar sus condiciones de vida y a los empresarios a promover el progreso social (nº 69-70).
Además, pone énfasis en la importancia de las misiones de desarrollo (nº 71), donde deben actuar con espíritu de amor desinteresado los colaboradores extranjeros y los técnicos (nº 72), respetando, sin embargo, las culturas locales y promoviendo el diálogo entre las civilizaciones basado en el respeto y la fraternidad (nº 73). Los jóvenes tienen una gran importancia en este llamado misionero (nº 74). También llama a la oración para combatir la miseria y la injusticia, pero que debe ser apoyada por la acción (nº 75).
Concluye haciendo un llamamiento a la esperanza en un mundo mejor asumiendo la propia responsabilidad que mejore la vida de los que sufren y que promueva la paz y el desarrollo. El papa propone una de las frases más importantes que han pasado a la historia en el nº 76: El desarrollo es el nuevo nombre de la paz.
En la conclusión hace un llamamiento a las personas según distintos modos de estar en la sociedad en una escala (nº 81-87):
- Católicos
- Cristianos y creyentes
- Hombres de buena voluntad
- Hombres de Estado
- Sabios
- Todos los que oyen la llamada de los que sufren.
El desarrollo como nueva cuestión social: ¿qué significa esta afirmación?
Frente a la antigua y tradicional “cuestión social” entendida como la brecha entre proletarios y empresarios debido a las condiciones laborales injustas, en la época moderna esta cuestión social se va a centrar en el desarrollo en referencia a un progreso integral que abarca todos los ámbitos de la vida: económico, social, cultural y humano. Implica no solo un crecimiento económico, sino también promover el bienestar social, la dignidad, la igualdad y el respeto de los derechos fundamentales. Es por ello que el concepto de desarrollo se va a convertir en tema central a nivel global.
Repercusiones del concepto de desarrollo que sugiere la encíclica
Desde mi lectura personal creo que el enfoque del desarrollo integral lleva hacia un desarrollo humano que va más allá de lo material, sino más bien una búsqueda por mejorar la calidad de vida con un acceso mejor a la educación, salud, justicia y equidad. Para ello cobra vital importancia el respeto de la dignidad humana que garantice los derechos fundamentales de todas las personas, independientemente de su origen, religión o estatus. Es por ello, imprescindible la solidaridad de todos, especialmente de aquellos que cuentan con más recursos en virtud de aquellos que viven en una profunda pobreza y marginación.