Introducción
En plena Segunda Guerra mundial el papa Pío XII lanza este radiomensaje en plena Navidad para dar luz y esperanza en estos momentos de dificultad donde la fiesta de la Navidad debe llevarnos a la paz y a una renovación mundial que debe darse tras la guerra. La democracia es planteada en el discurso, como una exigencia ciudadana donde el poder público sea capaz de evitar futuras catástrofes. La Iglesia va a mostrar su apoyo a la democracia y va a intentar hablar sobre algunas normas que la regulen y estructuren, teniendo siempre como fin la dignidad humana.
El nº 13 plantea dos preguntas que serán respondidas en los dos primeros puntos: ¿Qué características deben distinguir a los hombres que viven en la democracia y bajo el régimen democrático? ¿Qué características deben distinguir a los hombres que en la democracia ejercen el poder público?
- Características propias de los ciudadanos en el régimen democrático:
Se dan una serie de características del ciudadano entre los que encontramos:
- Manifestar la opinión sobre sus deberes, sin estar obligado a obedecer sin ser antes escuchado.
- El ciudadano, no como parte de una masa, siente en sí mismo la conciencia de su personalidad, deberes y derechos, con libertad, como un deber moral, no como dejar libre a los impulsos.
Por eso, el texto hace hincapié en que la democracia debe respetar la libertad, la igualdad y la dignidad, no donde gobierne los intereses particulares o que se entienda en un sentido incorrecto, donde el Estado no es más que un conjunto de individuos inactivos, en lugar de ser una unidad más bien orgánica y estructurada.
II. Características de los hombres que en democracia ejercen el poder público:
La democracia, sea monarquía o república, debe estar gobernada por una autoridad verdadera y eficaz. Esta autoridad está íntimamente ligada a la dignidad humana, puesto que la primera puede preservar o incluso destruir la segunda, y viceversa. Por eso, ninguna forma política puede dejar de tener en cuenta esta conexión, porque si no se convertirá en puro egoísmo o interés personal que prevalece frente a la misma democracia y el principio del bien común.
Esta visión clara de los fines que el propio Dios ha señalado para la sociedad humana es muy necesario que sea comprendido por aquellos que poseen el poder en la democracia, sobre todo los que hacen las leyes, el poder legislativo, cuyo poder es bastante importante y esencial en la democracia. Entre sus características principales encontramos la capacidad intelectual y moral, y los principios especialmente consolidados.
Reconoce que el poder no es ilimitado, sino más bien equilibrado, lejos de ser una especie de Absolutismo, y fundada en los principios de la ley natural y positiva, con un respeto al orden y a la moral divina como criterio fundamental. Una democracia que está enraizada en principios morales y religiosos.
III. Naturaleza y condiciones de una organización eficaz para la paz.
El Papa en su discurso quiere dejar claro cuál es la verdadera democracia, donde lo más importante es el respeto a la dignidad humana, en armonía con la ley natural y los designios de Dios. Es importante reconocer cómo los líderes de la democracia deber reconocer la necesidad moral cuyo objetivo es la unidad de todos los pueblos. La paz depende de esto.
Por eso, la autoridad debe ser verdadera y efectiva, dejando conservar la soberanía relativa a los miembros. Es necesario y urgente erradicar la guerra agresiva como una solución legítima en la controversia internacional, a través de un órgano que ayude a mantener la paz. Los estados deben ponerse de acuerdo para la condena y prevención de la guerra. La generación presente, refiriéndose a la segunda guerra mundial, ha vivido con mucha intensidad las atrocidades de la guerra, y por eso es necesario ese órgano que garantice la paz.
En lugar de haber ayudado el progreso al mayor bienestar del ser humano, ha dado lugar a una guerra aún peor. Es por eso que los pueblos deben aprender las lecciones de la guerra y buscar la solidaridad universal, y que no se alargue el odio y la guerra. Ante esto es necesario que se juzgue y castigue a las comunidades que hayan violado las normas humanas.
IV. La Iglesia, tutora de la verdadera dignidad y libertad humanas.
Los pueblos, dice el papa, ante estas heridas de la guerra sienten el deseo de tomar las riendas del destino. Además, la Iglesia, frente a esto, se alza como un faro que promueve la democracia y la dignidad del hombre. Ella anuncia al mundo un mensaje alto y necesario sobre esta dignidad que es enfatizada en la Navidad, donde Jesús viene a mostrarnos unidad y paz. La fe cristiana promueve los valores democráticos y la dignidad humana. Nos dice que el pesebre “es donde a ese pobre mundo, herido por las discordias, dividido por los egoísmos, envenenado por los odios, le será concedida la luz, restituido el amor, y le será dado que pueda encaminarse, en cordial armonía, hacia el fin común, para encontrar, finalmente, la curación de sus heridas en la paz de Cristo” (nº 47).
V. Cruzada de caridad
En la conclusión, el papa agradece a todos los que intentan escuchar el grito de dolor de todos, y cómo muchos han asistido en ayuda. Además de muchos países, menciona los hombres de buena voluntad que se esfuerzan por unir en lugar de crear odio o discordia. El papa lo llama “Cruzada de la caridad”.