El pontificado de Francisco ha supuesto una renovación de la Iglesia, desde el aggiornamento del Concilio Vaticano II, dando lugar a una Iglesia más sinodal, misionera y cercana a la gente.
Esta imagen de la Iglesia en salida quiere que esta salga de sí misma para ir al encuentro de los demás, especialmente de los más pobres y marginados. Esto implica una transformación de las estructuras eclesiales para hacerlas más dinámicas y misioneras, promoviendo una mayor participación de los laicos y luchando contra el clericalismo.
La sinodalidad es el marco interpretativo más adecuado para comprender el ejercicio del ministerio jerárquico que busca el diálogo con el mundo contemporáneo y sus desafíos, donde la Iglesia se comprometa con la justicia social y la defensa de los derechos humanos.
SEÑAS DE IDENTIDAD DEL PONTIFICADO
En su obra De pirámides y poliedros, publicada en junio de 2020, un mes después del confinamiento que había provocado la pandemia de la Covid-19, el autor Santiago Madrigal, identifica las características distintivas del papado de Francisco.
Fue escrita a los 8 años del Pontificado del Papa Francisco, a la luz de su relectura del Concilio Vaticano II desde la mirada de un eclesiólogo experto en dicho acontecimiento. El texto recoge el magisterio más importante del Papa Francisco que en el momento de la publicación ya habían sido escritos como Evangelii Gaudium (2013), Amoris Laetitia (2016), Gaudete ed Exultate (2018), Christus Vivit (2019), Querida Amazonia (2020), Laudato Si’ (2015).
Tiene el fin de recoger las señas de identidad del pontificado de Francisco, es decir, aquellas consideraciones teológicas a las que el papa apunta para la renovación de la Iglesia intentando sacar a la luz los elementos fundamentales para la eclesiología de su documento programático. Así define el pensamiento del pontífice:
«abierto e incompleto, abierto al maius de Dios y de la verdad, en fidelidad creativa respecto del Vaticano II y a la escucha de los nuevos desafíos de los tiempos, es decir, en la lógica del aggiornamento y del desarrollo de la doctrina.»
EL PARADIGMA MISIONERO DEL PAPA
El capítulo II se enfoca en el paradigma misionero de reforma, la Iglesia en salida:
Una Iglesia en salida misionera: Madrigal destaca que la idea de Iglesia en salida es una de las señas de identidad prioritarias como la forma propia de entender la reforma eclesial del Papa que sueña con una opción misionera capaz de transformarlo todo (EG 27). Esto implica una transformación misionera y pastoral, buscando activamente llegar a las periferias y a los alejados. Esta perspectiva invita a una conversión pastoral y misionera desde el corazón del Evangelio.
Fuentes de este documento programático: El carácter programático de este documento, que no es el primero firmado por Francisco en su pontificado, es claro. Está inspirado en el Documento de Aparecida, Evangelii Nuntiandi y las enseñanzas del Concilio Vaticano II.
La alegría del Evangelio como principio inspirador: La dulce y confortadora alegría de evangelizar es un principio inspirador fundamental de la Evangelii Gaudium, conectando con el Documento de Aparecida. Este principio busca transformar la vida personal y comunitaria, ayudando a evitar la mundanidad espiritual. Revitalizar la alegría del Evangelio es clave para promover una renovación profunda de la Iglesia.
La conversión de la Iglesia en la reforma de estructuras: el papa plantea la necesidad de revisar y reformar las estructuras eclesiales para adaptarlas a la misión evangelizadora, promoviendo una Iglesia sinodal y una mayor participación de los laicos. Esto implica superar la centralización y fomentar la colegialidad, pero sobre todo avanzar en el camino de una conversión pastoral y misionera (EG 25). Dos notas son importantes para el papa: la sinodalidad y la colegialidad.
La Iglesia como Pueblo de Dios: esta imagen de la Iglesia es de gran importancia en el pensamiento de Francisco, que la entiende desde la perspectiva de que todos los bautizados están llamados a ser misioneros y a anunciar el Evangelio. Este pueblo de Dios tiene sus rostros en cada uno de los pueblos de la tierra (EG 115). En este sentido entiende que ser Iglesia es ser pueblo de Dios (EG 114) que está llamado a extender el evangelio desde la inculturación.
La opción por los pobres: desde el inicio de su pontificado este es un elemento central del paradigma misionero. No basta con tener la voluntad de ir al mundo, sino que hay que dar el paso de ir a los pobres sintetizada en su frase: Quiero una Iglesia pobre para los pobres.
El bien común y la paz social: encontramos cuatro principios para avanzar en la construcción de una cultura del encuentro: 1.El tiempo es superior al espacio. 2. La unidad es superior al conflicto. 3. La realidad es superior a la idea. 4. El todo es superior a la parte.
ESTILO TEOLÓGICO-PASTORAL
Su recapitulación se enfoca en la descripción del estilo teológico de Francisco, en el que se conjugan el lenguaje misionero del Papa, no especulativo, y su propio magisterio pastoral. Entre las ideas principales que quisiera destacar de la lectura encontramos:
Una pirámide invertida como imagen de la Iglesia: el Papa habla sobre la importancia de invertir la pirámide en la Iglesia, dando prevalencia al pueblo de Dios sobre el clericalismo. Este cambio implica una superación de la estructura jerárquica tradicional, poniendo el énfasis en la comunidad de creyentes y su participación activa en la vida de la Iglesia: el pueblo de
Dios está llamado a recuperar su condición de sujeto en la tarea evangelizadora de la Iglesia. Para ello es necesario reconocer el sensus fidei en el pueblo de Dios, permitiendo que la iglesia se convierta en una iglesia en salida, un pueblo con muchos rostros (EG 115).
Superación de la dicotomía entre fe y vida: Francisco habla de la necesidad de superar esta dicotomía, buscando una conexión más directa con la realidad, donde lo pastoral no se opone a lo doctrinal sino que lo incluye. Esto requiere una teología que no se aparte de la revelación ni de su transmisión, integrando la fe en todas las dimensiones de la existencia humana, buscando superar
el divorcio entre teología y pastoral. Se insiste en la importancia de la inculturación del Evangelio y la evangelización de las culturas.
La fidelidad creativa como renovación de la Iglesia (aggiornamento): la renovación de la Iglesia se busca a través de la fidelidad creativa al Evangelio y la adaptación a las nueva época. Esto implica una revisión de las estructuras eclesiásticas y una apertura a los signos de los tiempos, manteniendo siempre la fidelidad al mensaje central del Evangelio. Esta renovación implica también interpretar y actualizar el depósito de la fe, que aunque no cambia en su formulación, crece la comprensión de sus palabras con la ayuda del Espíritu Santo. Para Francisco, la tradición no es un depósito estático ni una pieza de museo, sino la raíz de un árbol que crece (QA 66).
Un pensamiento abierto al maius de Dios: esto implica una actitud de apertura y receptividad hacia lo que es más grande y sorprendente en Dios: si el Dios de las sorpresas no está en el centro, la Compañía se desorienta. Esto significa estar dispuesto a ir más allá de los límites del pensamiento humano y a dejarse sorprender por la grandeza de Dios.
Importancia del Diálogo con la cultura y la tradición: se subraya la importancia del diálogo con la cultura contemporánea y la tradición, buscando una mayor incisividad del anuncio cristiano. Esto implica un esfuerzo por comprender los desafíos y las aspiraciones del mundo actual, así como una valoración de la riqueza de la tradición cristiana. Se destaca el diálogo como herramienta hermenéutica que permite comprender y confortar la escucha consciente.
El giro eclesiológico de Francisco: Madrigal describe un giro eclesiológico que implica una nueva recepción de la eclesiología del Vaticano II a través de un estilo pastoral concreto. Las tres consideraciones fundamentales de este giro son:
- Prejuicios: Dar importancia a los prejuicios que condicionan la teología.
- Evangelización y reforma: conexión que ha querido establecer entre ambas.
- Misión y sinodalidad: ejes que funcionan para reconcentrar el significado de su eclesiología pastoral, buscando una Iglesia más pobre y evangélica centrada en la misericordia y en la escucha de todos.