📖 Mt 21,28-32: «Los publicanos y las prostitutas os llevan la delantera en el camino del reino de Dios».
En diálogo con los sacerdotes y ancianos del templo, Jesús cuenta la parábola de los dos hijos, de cuya respuesta ante la misma acción extraemos la enseñanza. 🙏📖
La actitud de los hijos hace que los oyentes-lectores se identifiquen con uno de ellos. Posiblemente los sacerdotes y maestros de la ley se identificasen con el primero, ¿y con el segundo? Seguramente muchos de los seguidores de Jesús, entre ellos el propio Mateo, en el grupo de los publicanos. 🤔✝️
El desafío sale al encuentro del oyente del evangelio, que tiene que identificarse. Queda claro que el segundo grupo, el de los pecadores, es el favorito de Jesús, que critica así a aquellos que se creían poseedores de la viña y que en realidad vivían alejados de ella. 😇🍇
La voluntad del Padre no es que aparentemos ser perfectos, que seamos capaces de reconocer que él es Señor, sin que esto afecte realmente a nuestra vida. Su voluntad, más bien, es que el encuentro con su misericordia nos mueva y nos lleve hacia una vida nueva. No importan nuestras reticencias iniciales, lo importante es saber que la voluntad de Dios es que seamos felices trabajando en su reino. 🌟🙌
Los publicanos y prostitutas lo comprendieron. Su aparente negativa inicial, mostrada en una vida de pecado, es transformada por el amor de Jesús, y vivida desde el arrepentimiento. Los sacerdotes del templo no tuvieron esa capacidad de dejar que Dios transformara sus vidas. 😔🙏✝️
📖 Mt 20,1-16: «Quiero darle a este último igual que a ti».
La interpretación de la parábola parece sencilla: 😇🌿🌟Dios es el propietario, Jesús es el administrador, los creyentes (nosotros) son los obreros, la viña es mundo y el denario la felicidad, la plenitud, la vida eterna.
El problema surge cuando tenemos que identificarnos con los jornaleros. Seguramente la mayoría os identifiquéis con aquellos a los que llamó primero, y sintáis como ellos el peso del calor y la fuerza de la queja. Quizás pocos con los últimos. 😰🌞🗣️
Pero, ¿quiénes son los últimos de la parábola? Es posible que la sucesión temporal del relato y la extrapolación a nuestro ámbito temporal nos haga caer en el error de pensar que los últimos son los que se han incorporado últimos a la comunidad o los que se convierten al final de sus vidas. 🕰️❌🤔
No es así. Los últimos son los que están todo el día parados, los que viven la vida sin hacer nada, sin encontrar un sentido a la misma. Son los débiles y despreciados, los pequeños. 👬👶👣
Por eso la parábola de los obreros de la viña no viene a traernos un esquema tripartito sobre qué grupos componen los cristianos, ni siquiera a mostrarnos la justicia divina como el dar a todos lo que necesitan. Más bien trata sobre la capacidad de acogida del Señor a todos. 🙏🌍❤️
La famosa frase ‘’todos, todos, todos’’ que el papa Francisco ha recordado en muchas de sus entrevistas y que se popularizó durante la JMJ de Lisboa, nos recuerda que la felicidad de la viña es para todos. 🗣️🌟🙌
El problema surge si al mirar la paga nos damos cuenta de que no hemos sido capaces de disfrutar en la viña, dedicándonos a quejarnos en lugar de agradecer el don recibido. 😢💰🙁
La parábola alerta sobre ello, e invita a los creyentes a no trabajar en la viña desde una actitud moralista que cumple con su tarea para ganar un premio, sino a mirar la fe como un don del Señor que nos invita a ser felices en la viña. 🙌🌿😇
La frase “los últimos serán los primeros” nos habla sobre la igualdad de todos ante la bondad de Dios, de su incondicionalidad de acogida. La finalidad de la parábola no es la de elegir qué tipo de jornaleros somos, sino la de identificarnos con el dueño de la viña que abre sus brazos a todos, especialmente a los pequeños y a los pobres. 🙏🤗🌍🌾
📖 Mt 18,21-35: «El señor tuvo lástima de aquel empleado y lo dejó marchar, perdonándole la deuda».
Después de haber escuchado la parábola de la oveja perdida 🐑 o el consejo de Jesús sobre la corrección fraterna, Pedro parece que se va enterando de algo 😮. Seguramente se habría levantado positivo aquella mañana ☀️. En diálogo con su maestro se pregunta sobre la cantidad de veces que hay que perdonar 🤔. Es lógico, Pedro de vez en cuando piensa 💭. Ya sabía lo que tenía que hacer si alguien pecaba contra él o le hacía daño 💔. Y claro, una vez pasado el proceso de corregir al hermano, tocaba perdonarlo. Es entonces que se formula la pregunta: ¿cuántas veces tengo que perdonar las ofensas que me haga mi hermano? 🤷♂️
Es interesante que no se dedica a compararse con los demás 🙅♂️o a decir, voy a ver qué mal hace el otro y voy a hacer que cumpla la ley 📜. La pregunta es más profunda, porque repercute en su persona. ¿Qué pasa si mi hermano me hace daño y continúa haciéndomelo? ¿Será que Jesús quiere encima que yo lo perdone? 😇
El que conocía a Jesús, al menos un poquito, como era el caso de Pedro, y la ley judía que decía que había que perdonar 🤝 se imaginaba una posible respuesta. Pero, y para Jesús, que va más allá de la ley, ¿cuánto tendré que aguantar? Pedro se da una respuesta generosa, para que Jesús no lo pille de nuevo y no parezca tan ajustado. Y exagera: ¿siete veces? 7️⃣
De nuevo, aquel al que hacía poco le había dicho que sobre él edificará su iglesia ⛪, sigue sin comprender que la misericordia de Dios no conoce límites 🌌. No basta con perdonar “muchas veces”, sino siempre 🔄.
Quizás Pedro pondría cara rara 😳, o incluso se sentía decepcionado al ver que él era incapaz de hacer lo que le mandaba con lo visceral que él era 😔. Jesús, quién sabe si para relajar un poco el asunto o para hacerle comprender mejor, cuenta otra parábola, una parábola importante para comprender realmente el porqué de su sentencia. 📖
El que escuchaba esta parábola en aquella época la entendía perfectamente 🗣️. Dios era el rey 👑, el Señor [Kyrios], y emite un juicio a un esclavo 👑. Pero al llegar a la cantidad debida seguro que todos murmuraron sorprendidos😲. ¡Es imposible! ¿Sabes lo que se tarda en conseguir 10.000 talentos? 💰 Un talento eran 6000 denarios, y puesto que el salario “normal” era de un denario al día, ¡se necesitarían 16 años para ganar un talento! Sin duda, una deuda impagable 💸, y menos para un esclavo 🤯. No es cuestión de hacer de nuevo cálculos que encasillen el perdón de Dios, sino de comprender que Dios, el rey de la parábola, “perdona todos nuestros pecados, para eso no tiene memoria” (Papa Francisco) 🙌.
El evangelio de este domingo no es un nuevo imperativo moral que nos dicta que ‘hay que perdonar siempre’ ✨. Se trata, más bien, de una invitación de Jesús a tomar conciencia de cuán grande es la misericordia del Padre, que no se contenta con ser paciente, como le pedía el esclavo, sino que le perdona toda la deuda 💒.
Algunos han titulado la parábola como “el siervo sin entrañas” 😡. ¡Razón no les falta! ¿Cómo puede aquel al que se le ha perdonado una cantidad infinita, no perdona una deuda mínima? Solo si no tiene entrañas, si verdaderamente no ha sido capaz de pasar por su corazón el perdón infinito de Dios 💔. Es esta gracia la única que nos puede llevar a un cambio de actitud, a una nueva forma de comprender el perdón, porque solo cuando nos hemos sentido perdonados por Aquel grande en misericordia, podemos perdonar de corazón a nuestro hermano ❤️. Una forma de vivir contracorriente, pero que paradójicamente te hace libre si tienes la gracia de experimentarlo en tu vida 🙏.
Te invito a leer el nº 9 de “Misericordiae Vultus” escrito por el Papa Francisco en 2015: 📚https://www.vatican.va/content/francesco/es/bulls/documents/papa-francesco_bolla_20150411_misericordiae-vultus.html o a ver la película “El mayor regalo” de Juan Manuel Cotelo 🎬.