Introducción

La lectura de este pequeño libro te introduce en la vivencia profunda y realista del Espíritu Santo en la vida personal de Chiara Lubich, una mujer de mundo, de Iglesia y con una fe que ha revolucionado la humanidad y la cristiandad.

Ser mujer en la Iglesia del siglo XXI no es nada fácil, ni mucho menos en el siglo pasado. Se necesita fe, convicción y coraje para proponer una cara del cristianismo femenino, abierto al diálogo con todos y dispuesto a dejarse interpelar por los signos de los tiempos.

Considero que todas las vivencias, pensamientos y convicciones de esta mujer, aún no reconocida santa canónicamente, pero que sin duda lo es, pueden ayudarnos a profundizar en nuestra espiritualidad como creyentes y a dejarnos iluminar por el Espíritu Santo.

Breve reseña

El presente libro, preparado por Florence Gillet y Raúl Silva, tiene como objetivo «colmar un vacío. Efecivamente, entre las numerosas publicaciones de Chiara Lubich no hay ningún libro dedicado específicamente al Espíritu Santo». Por ello, de forma ordenada y precisa el libro recoge en sus cuatro partes esta experiencia de la fundadora del movimiento de los focolares. En su primera parte, titulada La efusión del Espíritu Santo en los inicios del movimiento nos encontramos con la manera de concebir de Chiara la fuerza del Espíritu en los inicios del movimiento. En sus palabras encontramos el ímpetu de una mujer llena de amor de Dios. Ese movimiento interior que ella misma es capaz de expresar con sus fervorosas palabras de la segunda parte de la obra que lleva como título El Espíritu Santo, agua viva, fuego, amor… Es en esta parte donde encontramos revelaciones concretas del interior de esta discípula del Señor.

En la tercera parte, Conocer, acoger y amar al Espíritu Santo se dirige de forma directa a los niños, adolescentes y jóvenes del movimiento instándoles a llenarse de este guía invencible que es el Espíritu.

Por último, en el capítulo El Espíritu Santo hace nueva todas las cosas nos habla directamente sobre el propio carisma focolarino y su apostolado del diálogo, como obra del Espíritu y de María.

Cierra el libro con un precioso epílogo que podrás leer a continuación, donde sueña con una nueva Iglesia, una nueva fraternidad donde reine el diálogo, y con un mundo cada día más unido.

Lee un fragmento:

Citas

  1. Ha sido el «paso» de Jesús, el cual, amando inmensamente, ha dejado en nuestros corazones la huella de Dios: un gozo que no tiene ocaso.
  2. No sabes la sed que tengo de darte todo lo que Dios me ha dado.
  3. Nuestra alma, o está en la alegría o está en el dolor. Cuando el alma no canta, algo la preocupa, y eso hay que regalárselo enseguida a Dios.
  4. ¿Qué más hace el Espíritu Santo dentro de nosotros? Nos hace elegir la voluntad de Dios, y nos lleva a hacer un cambio completo.
  5. El Espíritu Santo nos hace ser un solo corazón, porque nos une, es amor.
  6. El Ave María que yo pronunciaba ahora ya no venía de mí, sino del Espíritu Santo.
  7. Una sola Persona es capaz de formar a Jesús: María. Y lo forma siempre con el Espíritu Santo. Cuando Ella preside el Cenáculo en Pentecostés, tiene derecho a ello: es Jesús entre todos y forma a Jesús en todos.
  8. ¿Cómo vivir a María, cómo perfumar mi vida con su fascinación? Haciendo callar a la criatura en mí y dejando que hable sobre este silencio el Espíritu del Señor.
  9. Quiero ser este milagro vivo: el Espíritu Santo encarnado. Para ello, en cada instante me desprendo de todo, incluso de Dios por Dios, viviendo a Jesús crucificado como fin del momento presente.
  10. Tenía la impresión como si en el sagrario Jesús respirase, y que este respiro, como un soplo, venía hacia mí. Levanté la cabeza para recibirlo en la cara.
  11. Los cristianos son formados por el Espíritu Santo y por María, pero no para quedarse en María, sino para convertirse en otros Jesús.
  12. Cuando [el alma] ha perdido voluntariamente durante todo el día a Dios que habita dentro de sí para trasladarse al Dios que habita en el hermano (ya que el uno es igual al otro, como dos flores de ese jardín son obra del idéntico hacedor), y lo ha hecho por amor a Jesús crucificado y abandona, que deja a Dios por Dios (justamente al Dios dentro de sí por el Dios presente o que ha de nacer en el hermano…), al volver a sí misma -mejor dicho, a Dios en sí misma (porque está sola en la oración o en la meditación)- encontrará la caricia del Espíritu.
  13. Vivir trasladados a Otro: por ejemplo, al prójimo que en cada momento tenemos cerca: vivir su vida en toda su plenitud.
  14. El Corazón de Jesús, la sangre de Cristo, Él como Palabra, la Eucaristía, etc. están todas preñadas de Amor, de Espíritu Santo. Es el Espíritu Santo quien las hace uno.
  15. No es precisamente el ruido exterior de la radio incesante del vecino, o el estrépito de los coches, o los gritos de los vendedores ambulantes lo que quita el encanto a mi casa; es más bien cualquier bullicio dentro de mí lo que hace de mi morada una plaza sin protección de muros porque están sin protección de amor.
  16. Hay que hacer que todo calle en nosotros para descubrir su voz. Y hay que extraer esta voz como se saca un diamante del fango: pulirla, exponerla y ofrecerla en el momento oportuno.
  17. El Espíritu Santo: este Dios desconocido a quien, con infinito pesar, en nuestro balance final, nos daremos cuenta quizá de que no hemos amado, honrado ni agradecido suficientemente.
  18. Necesito, oh Dios mío, volver a arrojar mi vida en tu corazón. Necesito incinerar mi ser en las llamas ardientes del Espíritu Santo.
  19. Tú obras lo que muchos sermones no enseñarían.
  20. Mi corazón debe vivir con extrema meticulosidad el perder absolutamente para dejar todo el espacio al Espíritu Santo.
  21. Quiero vivir en este abismo, perderme en este sol, convivir con la Vida Eterna. Y ¿qué hacer? Podar la vida de fuera y vivir la de dentro.
  22. Después de haber hablado con un poco de frialdad de dos personas, sentí interiormente una desaprobación tan fuerte y tan decidida, como una especie de estruendo en el alma, que comprendí inmediatamente -según mi parecer- que era un reproche del Espíritu Santo, no contento de mis palabras.
  23. ¿Cómo debéis actuar? ¡Amad! Amando, las virtudes se agrandarán y los dones [fructificarán al cien por cien].
  24. Para hacer ciudades nuevas y un mundo nuevo no basta con técnicos, científicos y políticos, hacen falta sabios, hacen falta santos.
  25. No es cuestión de razonamientos o de formación: es cosa del Espíritu Santo.
  26. Bastan dos cosas: amar a Jesús abandonado y así tener al Espíritu Santo.
  27. Esto es lo que tenéis que hacer: tener al Espíritu Santo amando a Jesús abandonado y teniendo a Jesús en medio.
  28. ¿Quién nos podrá frenar? ¡Nadie! Seguiremos adelante, cada vez más y mejor.
  29. Si tienes un poco de miedo, pide al Espíritu Santo y dile: «Yo soy nada y tú eres todo». Sentirás la fuerza para hablar y muchas palabras hermosas que decir.
  30. ¡Qué hermoso sería que permaneciese en nosotros la consciencia de que dentro de nosotros no solo tenemos dones del Espíritu Santo, sino el Don mismo que es el Espíritu Santo!
  31. ¿Quién nos indica el valor del hombre? El Espíritu Santo.
  32. El Espíritu Santo nos ha inundado de luz, nos ha dado a conocer la alegría más pura, haciendo florecer la sonrisa en nuestro rostro y en el de muchos otros.
  33. Para vivir la voluntad de Dios, para adaptarnos siempre a ella, ya sea bella o triste, deseada o indeseada, hace falta quemar: quemar nuestra voluntad, suplantarla, matarla, eliminarla. Y dejar vivir la suya, que es vida, luz, resurrección.
  34. Si Dios es todo para nosotros, manifestemos esta realidad, demos rienda suelta a nuestro amor por Él.
  35. Lo importante es dar a vuestra vida un ideal, y si es posible, un gran ideal, a fin de que todo lo que se refiere a vosotros adquiera sentido.
  36. ¿Es esta la hora de la caridad? Entonces es nuestra hora.
  37. El Espíritu Santo nos ha dado el fin: que todos sean uno, que todos sean una familia, y nos forja como instrumentos -pequeñas María- para que podamos realizarlo.
  38. Uno de los «signos de los tiempos» que caracterizan el presente es un soplo potente del Espíritu Santo que invade a las distintas iglesias y comunidades cristianas separadas y abra de par en par puertas cerradas desde hace siglos.
  39. Si son efecto del Espíritu, la unidad no es un simple sueño o una utopía: es una posibilidad real.
  40. Esta es nuestra tarea: abrir un diálogo con cualquier persona de otro credo que se nos acerque para ver si hay algo que nos une. Y a partir de ahí dejar hacer al Espíritu Santo.
  41. Gracias al Espíritu Santo, que siempre está presente cuando amamos, los hermanos advierten mientras hablamos que se despierta en su corazón algo vivo.
  42. Si personas de otras culturas son sinceras y actúan con recta conciencia y son de buena voluntad, no es ajeno a ellas el Espíritu Santo, es decir, la vida divina.
  43. Si además estamos juntos y hay amor entre nosotros, está el Espíritu Santo entre nosotros. Y si está el Espíritu Santo, nos ilumina y caminamos cada vez más recto, avanzamos cada vez más.
  44. ¡Y no nos movemos si no nos mueve Él (El Espíritu Santo)!
  45. Escuchad al Espíritu Santo y vividlo.
  46. A través del don del Espíritu Santo -el carisma de la unidad-, el Señor ha tenido la bondad de dar a conocer, primero a mí y a otros inmediatamente después, algo de su infinita sabiduría.
  47. El Espíritu Santo nos empuja a manifestar no solo la bondad de Dios y de nuestra vida, no solo la verdad, sino también la belleza.
  48. Si observo lo que el Espíritu Santo ha hecho con nosotros y con tantas otras «empresas» espirituales y sociales que trabajan hoy en la Iglesia, no puedo no tener esperanza en que Él seguirá actuando, y lo hará siempre con la misma generosidad y magnanimidad.
  49. Sueño con que el Espíritu Santo siga inundando las Iglesias y potencie las «semillas del verbo» más allá de ellas.
  50. Sueño un mundo unido en su variedad de gentes, que se reconozcan todas en la alternancia de una sola solidaridad.

Imágenes

1 thought on “50 frases de Chiara Lubich sobre El Espíritu Santo

  1. Un gracias enorme por este extraordinario trabajo de síntesis sobre el Espíritu Santo en el Ideal de Chiara Lubich . Uno de los grandes retos de la cristiandad descubrir en su plenitud la presencia del Espíritu Santo en nuestras vidas cotidianas . La fuerza de Dios que en todo esta y nos acompaña

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