En la celebración de Don Bosco hoy me gustaría reflexionar, como dice el artículo 4 de las constituciones de los salesianos, el programa de vida que Don Bosco nos señaló con la máxima: <<da mihi ánimas, cétera tolle>>.
En el capítulo octavo de la Vida del jovencito Savio Domenico, alumno del oratorio de San Francisco de Sales, tras el conocido encuentro entre ambos santos, don Bosco escribe lo siguiente:
Llegando a la casa del oratorio, fue a mi despacho para ponerse, como él decía, totalmente en manos de sus superiores. Su mirada se dirigió enseguida a un cartel en el que, con grandes caracteres, están escritas las siguientes palabras que solía repetir San Francisco de Sales: Da mihi animas, coetera tolle. Se puso a leer atentamente, y yo deseaba qué entendiese su significado. por eso le invité, más aún, le ayude a traducirlas y sacar este sentido: oh señor, dadme almas, y llevaos todas las demás cosas. él pensó un momento y después añadió: he entendido; aquí no hay negocio de dinero, sino negocio de almas, he entendido; espero que mi alma forme también parte de este comercio.
Este encuentro ha quedado reflejado en una réplica puesta en el museo de las habitaciones de Don Bosco de aquel cartel que el joven Domingo se encontró el primer día que visitó el oratorio.
No es de extrañar que durante la discusión del emblema de la Congregación Salesiana, las memorias Biográficas narren lo siguiente:
De la parte inferior, salía una cinta flotante que llevaba la leyenda: Sinite parvulos venire ad me (dejad que los niños vengan a mí). Se observó que esta leyenda ya había sido adoptada por otros. Don Julio Barberis propuso sustituirla por Templanza y Trabajo, que le sugería el sueño de don Bosco, en el que este binomio es propuesto cabalmente como lema o distintivo de la Congregación. Don Celestino Durando prefería María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don Bosco solucionó la cuestión diciendo: Desde los comienzos del Oratorio, ya se adoptó un lema en tiempos del Convictorio (Residencia sacerdotal), cuando yo iba a las cárceles: Da mihi animas caetera tolle. El Capítulo aplaudió a don Bosco y aceptó el histórico lema.
Muchas cartas de don Miguel Rúa y otros acontecimientos de la Congregación salesiana como el Capítulo General XXVI utilizan este programa de vida de don Bosco para la reflexión.
Sin duda, no puede pasar desapercibida hoy esta frase tan importante para Don Bosco en su vida, que marcó desde su encuentro con los jóvenes en las cárceles de Turín, un meta personal que alcanzar cada día de su vida como sacerdote.
Don Bosco no hace dicotomías, no se dedica únicamente a rezar por la conversión de sus muchachos, sino que es capaz, a través del trabajo y el esfuerzo, de sacar adelante a aquellos jóvenes desorientados y con ninguna esperanza en sus vidas. Les da de comer, les acoge en su casa, les enseña un oficio, pero sobre todo les muestra la grandeza de la fe. Esa es su misión, y él lo tiene claro, la salvación de las almas es su prioridad.
Os propongo tres preguntas para la reflexión:
- ¿Es la salvación de los jóvenes nuestra prioridad?
- ¿Ponemos todos los medios para salvar a los jóvenes de una situación de desesperanza?
- ¿Somos positivos en la idea de que en cada joven hay un punto accesible al bien?
FELIZ DÍA DE SAN JUAN BOSCO
Hay un término que creo debe escribirse como Don Bosco lo hacía. CAETERA. No COETERA y menos aún CETERA. Lo que pone en el cartel que tiene Don Bosco es con la «A»…CAETERA.
Puede dar lo mismo, pero el cartel pone lo que pone.
Gracias Carlos. Llevas razón, ni yo mismo sé cómo ponerlo. Al final me decidí a ponerlo como viene en las constituciones de los salesianos y en las memorias biográficas. Un saludo.