No será hasta pasados los 25 primeros años de la Congregación Salesiana cuando los salesianos se planteen tener un emblema como el resto de familias religiosas. La reunión del Capítulo Superior el día 12 de septiembre de 1884 acogió por primera vez un pequeño boceto del escudo que don Antonio Sala quería colocar en la iglesia del Sacro Cuore que se estaba construyendo en Roma, entre los escudos de los dos papas que apoyaron esa empresa, Pío IX y León XIII.

Las Memorias Biográficas de Don Bosco describen el momento de la siguiente manera:

La Congregación no había elegido todavía un escudo oficial, según costumbre de todas las familias religiosas; como sello de la misma se  imprimía la figura de san Francisco de Sales envuelta en una inscripción latina que designaba la Pía Sociedad Salesiana. Sólo el día 12 de  septiembre de 1884, don Antonio Sala presentó al Capítulo Superior el boceto del emblema salesiano, urgido a ello por la oportunidad de  fijarlo en la iglesia del Sagrado Corazón entre los de Pío IX y León XIII. Lo había dibujado el profesor Boidi. Era un escudo, con una gran  ancla en el medio; a la derecha de ésta, el busto de san Francisco de Sales; a la izquierda, un corazón inflamado; arriba, una estrella  resplandeciente de seis puntas; debajo, un bosque; y detrás de él, unas altas montañas; desde abajo, dos ramas, una de palmera y la otra de  laurel, entrelazadas en el tallo, abrazaban el escudo hasta la mitad. De la parte inferior, salía una cinta flotante que llevaba la leyenda:  Sinite parvulos venire ad me (dejad que los niños vengan a mí). 

Se observó que esta leyenda ya había sido adoptada por otros. Don Julio Barberis propuso sustituirla por Templanza y Trabajo, que le  sugería el sueño de don Bosco, en el que este binomio es propuesto cabalmente como lema o distintivo de la Congregación. Don Celestino  Durando prefería María Auxilium Christianorum, ora pro nobis. Don Bosco solucionó la cuestión diciendo: 

  • Desde los comienzos del Oratorio, ya se adoptó un lema en tiempos del Convictorio (Residencia sacerdotal), cuando yo iba a las  cárceles: Da mihi animas caetera tolle. 

El Capítulo aplaudió a don Bosco y aceptó el histórico lema. No le gustó al Santo la estrella que dominaba el escudo, porque le parecía que tenía algún sabor masónico y mandó sustituirla por una  cruz irradiando luz. Después, se introdujo la estrella a la izquierda sobre el corazón. De este modo, quedaron unificados los símbolos de las  tres virtudes teologales.  

Sin duda, el escudo nos muestra cuáles son los rasgos esenciales de la Congregación Salesiana. Comparto con vosotros una pequeña explicación que nos ayudará a comprender mejor su significado. Podréis encontrarlo en distintos idiomas:

ESPAÑOL

ITALIANO

INGLÉS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *