La aparición de una serie de novelas innovadoras que cambiaron el panorama de la literatura latinoamericana, propició la difusión de estas novelas por todo el mundo hasta la actualidad. Este Boom ‘’fue, en primer lugar, una notable conjunción de grandes novelas a mediados de la década del sesenta y una revalorización de otras”[1]. Distintos países latinoamericanos, una gran diversidad de autores y una ingente cantidad de lectores se aúnan en esta época para dar comienzo a una época de nuevo esplendor de la literatura hispanoamericana, con la aparición de la “nueva novela hispanoamericana”. Estas novelas aglutinarán una serie de características comunes como el redescubrimiento de escritores anteriores y aparición de nuevos, o el gran auge editorial dentro y fuera del continente, debido al surgimiento de una amplia capa de lectores. También tienen en común un contexto histórico caracterizado por revueltas sociales, como la Revolución Cubana de 1959. Comparten una estética vanguardista que utiliza elementos estilísticos concretos como: uso no lineal del tiempo, variedad de perspectivas, neologismos y juegos de palabras, escenarios rurales y urbanos…

Las tres figuras más importantes que encontramos son: Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes y Mario Vargas Llosa.  Este trabajo se centrará en el último, el más joven, y en la importancia de su obra La ciudad y los perros en el Boom latinoamericano, con la que se inaugura este movimiento, ya que “consigue renovar la novela realista superando las viejas formas del realismo documental o testimonial y su visión maniqueísta de la realidad social”[2].

Vargas Llosa nació en Arequipa, al sur de Perú. Oviedo en su manual nos habla de dos experiencias de la vida de Mario importantes para sus obras. Por un lado, “estudió dos años en el colegio militar Leoncio Prado, experiencia que se convertirá en materia de su primera novela, La ciudad y los perros (Barcelona, 1963)”[3]. Por otro, sus estudios en la Universidad de San Marcos y su matrimonio con su tía Julia influirán en su obra La tía Julia y el escribidor (1977). Después de haber vivido en París, Londres y Barcelona, el autor tiene su residencia actual en la ciudad de Madrid, en España, donde reside con la tercera mujer de su vida, Isabel Preysler.

Tras esta breve presentación contextual, nos centramos en la obra La ciudad y los perros donde nos encontramos con el “dualismo microcosmos-macrocosmos”[4]. El microcosmos se correspondería con el colegio de Leoncio Prado donde se encuentran los protagonistas, y el macrocosmos con la ciudad de Lima. La historia nos narra, en sus dos partes, cada una dividida en ocho capítulos, las vicisitudes de los muchachos en ese colegio y en la ciudad. A continuación, se expondrán diferentes características de la novela del Boom aplicadas cronológicamente a la obra.

Desde el principio de la obra nos encontramos con una de las características más importantes de la nueva novela: la alteración cronológica. El autor utiliza el tiempo de forma no lineal, es decir, que introduce dentro del hilo argumental diferentes historias del pasado. Tras el comienzo “in media res” en los baños del colegio donde el Círculo planea el robo del examen de química y Cava lo realiza, el narrador describe la llegada de Ricardo, el Esclavo, a Lima. El autor llevará a cabo la retrospección característica en su obra, mediante la que evocara el pasado de muchos de los protagonistas, entre ellos el del Esclavo, Alberto, el Jaguar y Teresa.

En el desarrollo de la obra hallamos otra de las propiedades importantes de esta nueva forma de novelar. Las múltiples voces narrativas, desde el narrador omnisciente hasta el monólogo interior, aparecen durante toda la novela. La obra alterna el estilo directo, marcado por los guiones, y el estilo indirecto. Uno de los ejemplos de estilo directo lo encontramos con la llegada de Alberto a su casa en la calle Diego Ferré:

  • A mí me dicen Pluto. Y a este Tico. Es una madre pateando.
  • ¿Tus padre es buena gente?- preguntó Tico.
  • Más o menos- dijo Alberto. ¿Por qué?

Como vemos, este estilo se alterna con la existencia de un narrador omnisciente, que irá narrando la historia. De esta manera, se narra el examen de química, en medio del cual se realiza una retrospección al pasado con la llegada de los alumnos al colegio, donde el narrador omnisciente tiene un papel fundamental. Éste se alternará junto a distintos monólogos interiores donde se cuentan las diferentes historias de los personajes en los barrios de la ciudad. Uno de los monólogos más interesantes, además de los de Alberto, es el del Boa. En este ejemplo que encontramos a continuación, vemos esta técnica novedosa de Vargas Llosa, que es capaz de incluir en su narración diferentes técnicas, como este monólogo interior del capítulo VII de la primera parte:

El diablo debe tener la cara del Jaguar, su misma risa y además los cachos puntiagudos. Vienen a llevarse a Cava, dijo, ya descubrieron todo. Y se puso a reír, mientras el Rulos y yo perdíamos el habla y nos venían los muñecos. ¿Cómo adivinó? Siempre sueño que me le acerco por detrás y lo noqueo y le doy en el suelo, juach, paf, kraj.

Otra de las características de la novela es la capacidad de describir la realidad de la urbe latinoamericana, haciendo hincapié en la soledad y el sufrimiento que se vivía. Ejemplo de ello lo encontramos en la madre de Alberto. En su primera salida del colegio, encontramos a una madre desolada por la actitud del padre de Alberto que la había abandonado. Para olvidar este sufrimiento Alberto va a entregar la carta de su amigo el Esclavo a Teresa, de la que se enamorará, y a la que más tarde le confesará su amor. Este amor por ella, amiga de la infancia del Jaguar, lo llevará incluso a escaparse, después de que su amigo el Esclavo pudiera salir tras haber denunciado que el Cava había robado el examen. Este amor contrasta con la actividad lucrativa que Alberto hacía en la escuela escribiendo novelas pornográficas para los cadetes. Amor y erotismo irán de la mano también en este nuevo tipo de novelas.

Tras exponer todas estas características que encontramos en la obra, y que se han ejemplificado con diferentes partes de la primera parte de la obra, quiero cerrar el argumento de la primera de esta parte con uno de los temas que aparecen en muchas de las novelas latinoamericanas: el militarismo. Son muchos los cargos militares que aparecen: el suboficial Pezoa, el teniente Gamboa, el capitán Garrido, Pitaluga, Huriana y otros. En el contexto de una maniobra militar acaba esta parte, donde el Esclavo resulta gravemente herido y tiene que ser llevado a la enfermería. No será el único suceso funesto, ya que la expulsión de Cava será también el final de la historia del único alumno que quería  convertirse en militar para siempre.

En la segunda parte de la obra también encontramos muchas de las características ya citadas. Encontramos de nuevo la alternancia entre lo que ocurre en el colegio y lo que ocurre en la ciudad de Lima, entre el presente y el pasado. La segunda parte comienza con narrador en primera persona, y se alterna con el estilo directo con guiones y el narrador omnisciente. Alberto se encuentra en la enfermería, donde su amigo se halla malherido. El hilo argumental viene alterado por la historia de Teresa y el Jaguar, y por la historia del Boa. Sin embargo, la llegada del padre de Ricardo no aliviará el fatídico final de Ricardo. Dos temas importantes aparecen aquí: Dios y la muerte.

Vargas Llosa, con el uso de diferentes personajes, va presentando la visión de la realidad que se tiene en Latinoamérica. A través del padre de Ricardo presenta una visión muy concreta de Dios, que critica con humor negro:

–Esto es injusto – dijo el hombre– Un castigo injusto. Somos gente honrada. Vamos a la iglesia todos los domingos, no hemos hecho mal a nadie. Su madre siempre hace obras de caridad. ¿Por qué nos envía Dios esta desgracia?

            Dios no evitará la muerte del Esclavo al final del primer capítulo de esta parte. La muerte es otro de los temas muy presentes en la literatura del Boom como vemos en obras como La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, o Crónica de una muerte anunciada de García Márquez, donde se le quita valor a la muerte, al igual que en la novela de Vargas Llosa. Aquí la muerte puede incluso llegar a ser entendida como la salvación del Esclavo, que era el más humillado del colegio. Alberto sufre mucho su muerte, pero no será así para Teresa.

La crítica social que hace Vargas Llosa durante toda la novela se ve reflejada al final de la obra. Tras la acusación de Alberto sobre el asesinato de su amigo, se revela la corrupción existente en el colegio. La investigación iniciada por Gamboa se ve truncada por el miedo al qué dirán y a las consecuencias de la investigación. De esta manera el caso queda cerrado y sin resolver, aunque esto no salvará al Jaguar que quedará abandonado por todos.  Todo queda resuelto en el Epílogo con la confesión del Jaguar, su boda con Teresa y la vuelta a su vida normal de Alberto con Marcela.

La historia describe de forma minuciosa tanto lugares como características propias y vidas de los personajes que hemos analizado. Alberto aparece desde el principio realizando una imaginaria con carácter débil. Provenía de una familia acomodada desestructurada en Miraflores, y había sido rechazado por Helena. Entró en el colegio con el deseo de aprender para ser ingeniero, aunque se dedicaba a escribir novelas pornográficas para ganar dinero. Tras la muerte de su amigo Ricardo, acusa al Jaguar del asesinato. Éste era el cabecilla del Círculo, proveniente de Bellavista. Su nombre proviene de su destreza y agilidad en una pelea a sus inicios en el colegio. Fue amigo de Teresa en la infancia y será su esposo. Todos lo admiran, hasta el punto de que El esclavo le hace su turno, gracias al cual se encuentra con Alberto.  Otros de los compañeros pertenecientes al Círculo son Cava, que ejecuta el robo del examen de química, el Boa y el Rulos. El esclavo es el personaje más perjudicado. Se muestra de carácter débil, cuya biografía se narra al inicio con su llegada a Lima y el encuentro con su padre. Aparecen otros muchos personajes, familiares de los personajes anteriores o relacionados con el ámbito militar como Vallano, El Capitán Garrido, el teniente Gamboa, muy admirado, el suboficial Pezoa o el Teniente Huarina, con el que se encuentra Alberto al inicio de la obra.

Entre los temasque encontramos en esta novela predominan: “la hipocresía, la violencia, la corrupción moral, el falso ideal del machismo y el determinismo social”[5], que se ven de forma clara en el argumento expuesto. El único tema al que no he hecho referencia ha sido el falso ideal de machismo, que encontramos en frases como esta: “lo que importa en el Ejército es ser bien macho, tener unos huevos de acero, ¿comprendes?”

Anteriormente a la novela del boom, “entre 1908 y 1929 salieron las varias novelas que hasta el Boom de la nueva novela en los años 50 y 60″[6]. Entre ellas encontramos dos que se enmarcan dentro del regionalismo. Mariano Azuela publicó, como libro, en 1916 su novela Los de abajo. De nuevo en esta novela, el contexto que vive el autor es importante. Mientras que Vargas Llosa utiliza su experiencia de dos años en el Colegio Militar Leoncio Prado, en esta novela Azuela utiliza en esta obra el contexto de Revolución Mexicana que vivió. “Azuela fue un testigo, partidario política y, como médico militar, protagonista de la Revolución en sus etapas iniciales”[7]. El protagonista de la historia, Demetrio Macías, pertenece al grupo rebelde desde que intentaron violar a su mujer al principio de la historia. Mientras se expone el desarrollo de la revolución, denuncia lo ocurrido durante la guerra. Una de las novedades es el uso de nuevas técnicas narrativas. Con un nuevo lenguaje se narra la adhesión de Demetrio a la Revolución tras su estancia en la casa de Cervantes. De esta manera se cuentan las victorias y derrotas contra los federales hasta su muerte al final de la novela. Otra de las novelas anteriores al Boom es Doña Bárbara de Rómulo Gallegos, publicada en 1929. “Considerada la gran novela del llano, por ocurrir principalmente en esa región venezolana, ofrece una visión de la vida rural”[8], en este caso de una hacienda. Sus personajes principales, Doña Bárbara y don Santos Luzardo han representado en la obra la civilización y la barbarie. Aunque no existe mucha relación de estas obras con la que estamos analizando, podemos decir que el tema militar, muy presente en Latinoamérica en aquella época, aparece también en estas dos obras.

El año 1949 pone fin a una serie de obras importantes escritas en los años 40 con la publicación de El Aleph de Borges y de El reino de este mundo de Alejo Carpentier. La primera de ellas se compone de una serie de cuentos, donde el autor, con un nuevo estilo, escribe relatos oníricos. Aunque en alguno aparece de nuevo el tema militar, estos cuentos en nada tienen que ver con el tema que se desarrolla en la novela de Vargas Llosa, aunque sí con el uso de nuevas técnicas. Por otro lado, la obra de Carpentier, aunque no guarda mucha relación con la de Vargas Llosa, podemos relacionarla en el sentido de voluntad de poder. En ambas, una serie de personajes luchan por ostentar el poder. Sin embargo, mientras que Carpentier utiliza un tiempo cronológico y lineal, Vargas Llosa en su obra va hacia atrás y hacia delante en el tiempo según le convenga.  Tanto en El aleph como en El reino de este mundo lo onírico y lo maravilloso se mezclan con la realidad para dar un sentido diferente a la obra. En la obra La ciudad y los perros hay poco de maravilloso. Más bien Mario intenta denunciar la realidad, a través de unos personajes ficticios, pero que en realidad son el fiel reflejo del ambiente en que viven.

Anteriores a esta literatura de transición, son los poetas Pablo Neruda y Cesar Vallejo, que se enmarcan en la Primera Vanguardia. Aunque no hablaremos concretamente de ellos en este trabajo, podemos decir que son también autores que gestan el Boom latinoamericano y que siguen teniendo una importancia enorme en la actualidad. Me detendré más en la obra El astillero de Onetti, publicada dos años antes que La ciudad y los perros. La llegada de Larsen a Santa María se inicia con la apertura y dirección de un astillero, donde Jeremías era el dueño. Todo el entusiasmo inicial se ve truncado al final, donde el protagonista sigue sin encontrar un sentido a su vida y al amor. Es difícil encontrar similitudes entre tanta amalgama de obras diferentes. Sin embargo, podemos decir que en la lectura de estas obras he encontrado que los autores, además de denunciar la realidad que los rodea, quieren reflejar en sus obras lo autóctono de la vida en Hispanoamérica. A través del Boom se dará a conocer este nuevo panorama rico y diferente que se encuentra en Latinoamérica. Los latinos empezarán también a conocerse entre ellos, y serán capaces de valorar aún más su propia literatura.


[1] Oviedo Tomo 4, 2001, p. 300.

[2] Shaw, 2008, p. 141.

[3] Oviedo Tomo 4, 2001, p. 330.

[4] Shaw, 2008, p. 147.

[5]Shaw, 2008, p. 141.

[6] Shaw, 2008, p. 12.

[7] Oviedo Tomo 3, 2001, p. 164.

[8] Oviedo Tomo 3, 2001, p. 245.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *