• ¿Qué significa creer en Jesucristo?

Como dice Benedicto XVI al inicio de su encíclica Deus caritas est (Dios es amor), “no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una Persona, que da un nuevo horizonte a la vida y, con ello, una orientación decisiva”. Solamente aquel que se ha encontrado verdaderamente con Jesucristo es capaz de creer en él y no solo comulga con sus ideas y su forma de pensar, sino que es capaz de entrar en una dinámica de vida nueva que solo se puede llevar a cabo a través del encuentro personal con él. Enamorarse de Jesús, no significa ser perfectos, sino saber que él te ha cambiado la vida y que tú tienes la voluntad de seguirlo a pesar de tu pecado y tus dificultades.

Dos palabras componen el sustantivo que comúnmente usamos para hablar de Jesús de Nazaret: Jesús y Cristo. El vocablo Jesús significa en hebreo “Dios salva”, mientras que Cristo significa “ungido”.

La misión de Jesús en la tierra fue anunciar el reino de Dios para nuestra salvación. Él era consciente de que la única forma que tenía el ser humano para redimirse era conocer a Dios y las maravillas que él hace en nuestra vida. El anuncio del reino es su misión principal. El reino de Dios no era como lo esperaban los judíos de la época, sino que era un reino donde reinaba la misericordia y ternura de Dios. Dios actúa con su amor en la historia humana, sobre todo en los más pobres.

Jesús es el ungido, el Mesías esperado por el pueblo de Israel desde el principio. Muchos reyes, sacerdotes y profetas habían sido ungidos por otros en nombre Dios. Jesús fue ungido por el Espíritu para cumplir las promesas que Dios había hecho a su pueblo, cumplidas de una vez para siempre en la cruz.

  • ¿Por qué Jesús es el único hijo de Dios, si todos somos sus hijos?

Nosotros somos hijos de Dios, pero no como lo fue Jesús. Hemos sido creados por Dios, pero no engendrados como Jesús. Él fue más que un hombre, era también Dios. ¿Cómo podía ser Jesús Dios y hombre a la vez?

Parece difícil comprender cómo se puede ser dos cosas aparentemente contradictorias a la vez: Dios y hombre. Sin embargo, el concilio de Calcedonia, en el año 451, concluyó que Jesús tenía dos naturalezas: divina y humana. Sin embargo, la brecha cultural existente entre este siglo y la actualidad hace bastante difícil comprender qué querían decir verdaderamente los padres de este concilio. Para intentar explicarlo bien tendremos que empezar con las dos premisas que se hicieron en los primeros siglos:

  1. Si Jesús no es Dios, y es solamente humano, no puede salvarnos.
  2. Si Jesús es solamente Dios, y no es hombre, aunque pudiera salvarnos, no habría llegado a nosotros.

El porcentaje de una de estas dos naturalezas, o la negación de una de las dos ha sido un tema de discusión entre los primeros cristianos. Como vimos en el artículo Cuánto lío por una iota el docetismo negó la humanidad de Jesús que sólo sería hombre en apariencia, pero ni siquiera habría pasado por el sufrimiento de la cruz, sino que había aparentado todo. Arrió también es un hereje que disminuyó esta divinidad. Es difícil llegar a una conclusión, aunque intentaremos dar una respuesta a esta cuestión.

Tras la resurrección de Jesús, los cristianos tienen claro que Jesús era divino y lo invocan como si fuera Dios. Jesús es Señor (Rom 10,9), término que era aplicado únicamente a Dios.

Las debilidades humanas de Jesús, no se camuflan en el evangelio, sino al contrario. En innumerables ocasiones Jesús llora, se enfada, se siente solo…Todos conocían su proveniencia, como hijo de carpintero. Jesús fue un personaje histórico.

De nuevo, al igual que en la resurrección, la divinidad de Jesús la vemos con los ojos de la fe. Jesús fue hombre y así lo vieron sus contemporáneos hace 2000 años. Sin embargo, desde la experiencia de la Resurrección, Jesús es visto como signo visible de la presencia de Dios (sacramento). Esta representación de Jesús como Dios encuentra uno de sus ejemplos en la pintura La disputa del Sacramento de Rafael Sanzio, en 1509, en la Stanza della Segnatura de los museos vaticanos. En ella encontramos una defensa de la eucaristía, forma en la que Jesús se queda, símbolo de la capacidad redentora de Jesús y de la continuación del reino de Dios en la tierra.

  • ¿Quiénes negaron la humanidad y divinidad de Jesús?
NEGABAN LA DIVINIDAD DE JESÚS NEGABAN LA HUMANIDAD DE JESÚS
Ebionismo: esta secta ortodoxa judeocristiana creía que Jesús era el Mesías, pero niegan que fuera generado por el Padre. Docetismo: Jesús solo aparentó ser hombre y en realidad no sufrió.
Adopcionismo: Jesús fue un hombre que recibió de Dios la misión de salvar a los hombres. Dios descendió a él, pero no se encarnaría como Dios. Apolinarismo: Niega la existencia de un alma humana en Cristo.
Monarquianismo: Fue Dios Padre el que vino a la Tierra bajo la apariencia del Hijo.   Monofisismo: la naturaleza humana de Jesús diluye en la divina.
Arrianismo: Jesucristo tuvo un principio, no como el Padre que es eterno  
Nestorianismo: Considera que hay dos personas distintas en Cristo, y no sólo una.  
  • ¿Qué significa engendrado y de la misma naturaleza que el padre?

El Concilio de Nicea profundizó sobre esta cuestión. Te invito a que leas este artículo ya publicado: https://culturayfe.es/2020/05/01/cuanto-lio-por-un-iota-concilio-de-nicea-conoce-el-credo-engendrado-no-creado-de-la-misma-naturaleza-que-el-padre/

6 thoughts on “Creo en un solo Señor Jesucristo, hijo único de Dios, nacido del padre antes de todos los siglos.

  1. Muy buen artículo, Javi!!!! Siempre un placer leer algo bien escrito!
    Cuánta razón tienes cuando dices que el encuentro con Jesús cambia: el encuentro con Jesús es «performativo» o, como decía Balthasar, configurativo según la «forma Christi. Al final, uno se configura en la medida en que acepta libremente quién es el Verbo de Dios. «Conocer», en el AT, implica un encuentro íntimo a todos los niveles, propio de lo que se da en el matrimonio. Esa es la relación que cambia y a la que estamos llamados con el «verdadero hombre y verdadero Dios». En las dos naturalezas nos jugamos nuestra salvación, porque… como decía Gregorio Nacianceno, lo que no es asumido no es redimido. Y si es así, nuestra debilidad también es redimida… ¡y menos mal!
    Gracias Javi!!!!

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