FRAGMENTO DE »LUCES DE BOHEMIA»:

MAX.-Los ultraístas son unos farsantes. El esperpentismo lo ha inventado Goya. Los héroes clásicos han ido a pasearse en el callejón del Gato. 

DON LATINO.- ¡Estás completamente curda! 

MAX.-Los héroes clásicos reflejados en los espejos cóncavos dan el Esperpento. El sentido trágico de la vida española sólo puede darse con una estética sistemáticamente deformada. 

DON LATINO.-¡Miau! ¡Te estás contagiando! 

MAX.-España es una deformación grotesca de la civilización europea. 

DON LATINO.-¡Pudiera! Yo me inhibo. 

MAX.-Las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas. 

DON LATINO.-Conforme. Pero a mí me divierte mirarme en los espejos de la calle del Gato. 

MAX.-Y a mí. La deformación deja de serlo cuando está sujeta a una matemática perfecta. Mi estética actual es transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas. 

DON LATINO.- ¡Eres genial! ¡Me quito el cráneo! 

MAX.-Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España. 

DON LATINO.-Nos mudaremos al callejón del Gato.

COMENTARIO DE TEXTO:

  1. Localización del texto

El texto pertenece al inicio de la escena duodécima de la obra teatral titulada Luces de Bohemia, del célebre escritor Ramón María Valle-Inclán, famoso escritor del siglo XIX reconocido al final de su vida por su viraje hacia el esperpento, creado por él mismo, donde da una visión deformada, burlesca y despiadada de la realidad que quiere reflejar.  

Tras una época donde podemos hablar de una influencia modernista el autor, el autor va pasando por distintas fases hasta llegar al momento de su vida que más lo ha diferenciado del resto. Debido a la profunda crisis producida entre 1919 y 1920 el autor va conduciendo su obra hacia el esperpento, una nueva fórmula sustentada en la estética de lo grotesco. Con esta nueva técnica trata de aplicar la ficción a la historia para descubrir ante los ojos del lector la podredumbre de la propia historia, sobre todo durante las guerras de Cuba y Marruecos.

El texto recoge el diálogo de Max, el protagonista de la historia, con don Latino. Tras una aventura nocturna ambos se encuentran sentados en el quicio de una puerta. El diálogo en realidad se convierte en el monólogo realizado por el protagonista sobre la definición del Esperpento.

Con respecto a la obra dramática de Federico García Lorca, podemos comenzar diciendo que ambos autores son lo que harán una mayor aportación al teatro español del siglo XX, a pesar de todos los problemas que se encontraron en su época, sobre todo la guerra civil. Más allá de la relación que ambos tuvieron, recogida en la famosa foto donde ambos posan con Pura Ucelay, podemos decir que ambos viven su época con gran rebeldía y no quedan satisfechos ante ella. Proponen nuevos caminos para denunciar la sociedad y crisis española del momento. La novedad y la crítica social es la que hace que les suponga un gran esfuerzo subir a los escenarios. Sobre la opinión del teatro de Valle-Inclán de Lorca fue Buero Vallejo el que más ha investigado. 

Podemos decir que Lorca ha valorado siempre la novedad que supone el esperpento dentro de la literatura española, pero es verdad que su teatro toma un camino diferente, una estética diversa. El esperpento de Valle-Inclán y el teatro de Lorca coinciden con la misma fecha, tienen lugar entre 1919 y 1920, pero ambos tratan diferentes temas.

En Valle-Inclán encontramos un viraje decisivo desde el año 1920. Sus farsas son fundamentales, pero la obra que muestra la plenitud del esperpento es Luces de Bohemia, que estamos tratando en este comentario. A ella le siguen tres obras aglutinadas en el título de Martes de Carnaval que son: Los cuernos de don Friolera, Las galas del difunto y La hija del Capitán.

En Lorca, encontramos otra forma de hacer teatro sobre todo en verso. En los años veinte encontramos en él un teatro modernista con Mariana Pineda. No será hasta años más tarde cuando se acerque a la vanguardia. Al igual que en Valle-Inclán encontramos la farsa La zapatera prodigiosa pero escrita en 1930, diez años después. Quizá Lorca atraído por el teatro de Inclán intenta realizar un teatro semejante.

Sin embargo, Lorca le da otro enfoque, usando no sólo el humor de Inclán sino también la poesía y el dolor. Su obra El Público será la que tendrá mayor repercusión.

2. Tema y estructura del texto

El tema del texto es la definición del Esperpento. Supone un primer acercamiento del autor a la definición de lo que será su mayor innovación dentro de la historia de la literatura española, e incluso universal. Este tema se presenta estructurado en varias partes.

La primera parte la podemos situar en las dos primeras intervenciones del texto. El protagonista se refiere a los ultraístas como ‘’unos farsantes’’. Así, Valle-Inclán expresa su animadversión con respecto de este grupo que apenas dos años antes había nacido en España. Al igual que el autor, el ultraísmo tenía la intención de superar al modernismo, pero ambos por distintos caminos. En primer lugar, rechaza el nuevo ultraísmo para proponer una vanguardia mejor, la suya, el esperpento. La propone como la forma mejor ya que pone como germen de su estilo al propio Goya (‘’El esperpentismo lo ha inventado Goya’’). A través de este autor reconocido por su visión distorsionada en sus cuadros Valle-Inclán lo propone como iniciador de su esperpento.

La segunda parte gira en torno al tema español, tan presenta en la literatura de la época, sobre todo tras la crisis del 98, en la que se encuentra enmarcado nuestro autor. España no es más que una deformación de la realidad europea, que no se entiende sino a través del esperpento. Para Valle-Inclán España no es más España es una deformidad dentro del resto de Europa.

A través de la definición de España como ‘’deformación grotesca de la civilización europea’’ el autor crea un símil entre España y el Esperpento. Por tanto, el esperpento no será más que una degradación grotesca de la realidad. De ahí que sus personajes sean deformes y las situaciones sean extremas.

La tercera parte, la más larga, va desde ‘’las imágenes más bellas en un espejo cóncavo son absurdas’’, hasta el final. En esta parte, explica más detenidamente su técnica. Esta consiste en someter a las cosas más bellas a un proceso de degradación al absurdo, un paso de lo bello a lo esperpéntico como si se reflejara en un espejo cóncavo. Sin embargo, esto no lo hace de forma aleatoria o arbitraria, sino mediante un método exacto, como la ‘’matemática perfecta’’, que es su método propio de deformación, el esperpento. Así Valle-Inclán rompe con el Modernismo de forma definitiva, rompiendo por lo tanto con el concepto de belleza del Modernismo y el uso de las formas clásicas que este hacía.

Esta nueva estética es la forma para el autor más adecuada de refleja una realidad fea y deforme como era la española. En su última intervención (‘’Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España’’) Max refleja las tres formas de deformación que quiere realizar el autor con su obra: deformación de la expresión, de ‘’las caras’’, que es la muestra de unos personajes feos y grotescos, y la deformación de España.

3. Estilo

Todo el texto está organizado a partir de la forma dialogada y por lo tanto nos encontramos ante una obra dramática. Nos encontramos con dos personajes: Max y Don Latino.

Max es el protagonista de la historia y nos habla del género de la obra, que no es otro, que el ya muy comentado y que se llama esperpento. Podemos, por tanto, a través de la definición de esperpento encontrar las características esenciales del estilo utilizado. En la base de esta técnica encontramos una deformación en todos los sentidos, pero sobre todo en el lenguaje, que ayuda a crear una distorsión de la realidad.

Esta degradación aparece en ambos personajes, sobre todo, en don Latino, que se caracteriza por un uso más coloquial o vulgar del lenguaje. En cambio, Max, utiliza un lenguaje mucho más elevado, pero a la vez caracterizado por el uso de frases cortas y la repetición, de forma que el autor deja claro la intención que tiene y lanza de forma clara su pensamiento sobre su nuevo método. Encontramos muchas exageraciones y contrastes, hasta el punto de afirmar la creación de Goya del ‘’esperpentismo’’.  Por lo tanto, el habla solemne de nuestro protagonista contrasta con el habla coloquial de don Latino.

El humor y la mordacidad es otra de las características de su estilo, pero que en realidad usa para atacar y denunciar la realidad española.

4. Valoración

Como conclusión podemos decir que nos encontramos ante uno de los fragmentos más importantes de la obra. En él encontramos la explicación de uno de los giros estilísticos más importantes del autor, y seguramente la aportación mayor que el autor ha hecho a la historia de la literatura española del siglo XX, y además que lo caracteriza única y exclusivamente como autor que lo diferencia de los demás. El esperpento es un nuevo enfoque dentro del género dramático que revolucionará la literatura del siglo donde imperaba el Modernismo. A través de la ironía es capaz de representar una realidad auténtica y desgarradora como la española, en una época donde se encuentra en una crisis absoluta. Mediante un lenguaje bien utilizado el autor es capaz de expresar se denuncia a una sociedad en la que no encaja, pero por la que siente compasión y empatía. De tal manera, que con esta obra puede proyectar su deseo de mejora de la sociedad y su propio pensamiento con respecto de los movimientos que estaban naciendo en su época y sus formas.

Importancia del teatro de Valle-Inclán dentro del contexto histórico y literario de su época, indicando sus aportaciones fundamentales

El fragmento que vamos a comentar a continuación se encuentra en la duodécima escena de la obra de Valle-Inclán titulada Luces de Bohemia, una de las obras más importantes del esperpento inventado por el propio autor.

Este viraje producido entre los años 1919 y 1920 en la literatura de este famoso escritor del siglo XIX supuso “la culminación del proceso de degradación grotesca”(Lorente, 2017, 143). Esta visión degradada y deformada de la realidad es el resultado de un largo proceso dentro de su propio contexto histórico y de su actitud de búsqueda personal de nuevos lenguajes y nuevas formas. 

Ramón María del Valle-Inclán, autor de esta obra, vive a finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Nace en Villanueva de Arenosa (Pontevedra) en 1866 y muere en 1936. La profesora María Clementa Millán, citando a Juan Marichal, considera esta época literaria como “Época de oro liberal”, y abarca el “periodo que va desde la generación del 98 a 1936”[1]. En ella encontramos una gran diversidad de autores distribuidos en diferentes generaciones como la Generación de 98, la Generación del 27, o la del 14.

La primera de ellas, la del 98 aparece muy ligada al modernismo. Este último reúne “corrientes ideológicas y literarias que propugnan una renovación frente a la mentalidad burguesa patente en las creaciones realistas” (Millán, 2010, 57). Este corriente será la primera que influirá en el autor de la obra que estamos analizando, que cultivó todos los géneros: lírica, narrativa y teatro, aunque será en este último género en el que destacará. “En 1895 aparece su primera obra, Femeninas, influida por D’Annunzio. Posteriormente, aparecerán Sonatas de Otoño (1902), Estío (1903), Primavera (1904) e Invierno (1905), teniendo como protagonista el Marqués de Brandomín” (Millán, 2010, 61).  

Estas obras de su primera época son de influencia modernista. Como veremos en el siguiente punto, el modernismo comienza en 1880 en contraposición del romanticismo decadente y la renovación de la mentalidad burguesa. Al modernismo también se adhieren sus primeros poemas reunidos en Aromas de leyenda. Versos en loor a un santo ermitaño. En esta primera etapa modernista, encontraremos al autor entre uno de los autores más importantes del modernismo español de final de siglo.

Junto al Modernismo, encontramos muy ligada la Generación del 98, surgida también ante la crisis surgida en España tras la pérdida de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, y la decadencia de final de siglo con su cambio de valores. Tras ellos vendrán otra ingente cantidad de autores adscritos a las generaciones del 14 y 27.

Tras esta primera etapa, el autor irá avanzando hacia una rebeldía cada vez más fuerte que culminará en el esperpento. Este nuevo recurso empieza a utilizarlo ya en su obra El Ruedo Ibérico, una novela compuesta por “La Corte de los milagros (1927), El resplandor de la hoguera y Generalifes de antaño), publicadas en 1908 y 1909” (Millán, 2010, 61), donde trata con tono burlesco a la corte de la reina Isabel II.

En poesía también veremos el paso del modernismo al esperpento, así la obra La pipa del kif reúne sus poemas grotescos de aquella etapa.

La gran aportación a la literatura española es el esperpento, una estética genuina del autor que lo situará como uno de los autores más importantes de la literatura del primer tercio del siglo XX. En el fragmento que estamos analizando hace una definición esperpéntica de lo que es el esperpento. Oponiéndola al ultraísmo, propone el autor el esperpento, que tiene sus antecedentes en Goya, y consiste en una visión distorsionada de la realidad. De ahí que haga referencia a “los espejos cóncavos” que se encontraban “en el callejón del Gato”. Este famoso callejón de Madrid contaba en una de sus ferreterías de la época con dos espejos que deformaban la realidad.

Sin duda, fueron sus obras esperpénticas las más singulares e importantes del autor, fruto de un proceso de muchos años de transformación personal, búsqueda y crisis existenciales. Los profesores Antonio Lorente y Julio Jiménez clasifican las siguientes obras:

Valle-Inclán denominó expresamente “esperpentos” sólo cuatro de sus obras: Luces de Bohemia, publicada por entregas en 1920 en la revista España, cuya versión definitiva se editó en volumen en 1924; Los Cuernos de don Friolera, publicada en la revista La Pluma en 1921 y en libro en 1925; El terno del Difunto (1926), titulado definitivamente Las Galas del Difunto, en 1930; y La hija del Capitán, publicada en La Nación de Buenos Aires en 1927. Las tres últimas se incluyeron en el volumen Martes de Carnaval (1930), (p.143).

Estas palabras recogen muy bien los títulos dramáticos, fechas y publicaciones de las obras que trataremos a continuación, que componen las aportaciones fundamentales del autor a la historia de la literatura, siendo capaz de superar el esteticismo vigente y proponer algo lleno de novedad y frescura.

La primera obra teatral que escribió, considera como una de sus obras esperpénticas culmen, es Luces de Bohemia. Fue escrita en 1920, fecha en la que se produce el cambio de estética en su literatura. Durante las diferentes escenas, concretamente 15, el autor expone el último viaje por la nocturna ciudad de Madrid del protagonista, Max Estrella, que encontramos en este fragmento que estamos analizando. En él encontramos el diálogo del protagonista con don Latino. Concretamente están en la escena duodécima sentados en una puerta. Mientras que don Latino interrumpe para alabar la inteligencia de su amigo, Max va a realizar la definición del esperpento. El protagonista anciano y ciego es guiado por su lazarillo don Latino por la ciudad de Madrid, la cual muestra como símbolo de la arruinada España que quiero mostrar  todavía su poder en apariencia. De esta manera el autor mostrará su malestar ante la situación que vive su país.

Sus otras obras esperpénticas se encuentran reunidas en la obra titulada Martes de Carnaval, ya que como su título indica, intenta hacer una burla a los militares, para denunciar la realidad.

La obra más antigua es Los cuernos de don Friolera, que narra la infidelidad de la esposa de este con Paquirrín, un barbero del pueblo. Tras descubrirse todo, el protagonista se ve obligado a matarlo. En la siguiente obra, Las galas de Difunto, una carta del padre fallecido al enterarse que su hija ha quedado embarazada prostituyéndose será la que culmine la historia. Para terminar, La hija del capitán, da título a una obra donde La Sini para promover a su padre se ve obligada a mantener relaciones con el General. Al final esta consigue escapar con su enamorado.

Toda la obra esperpéntica tiene como objetivo principal la denuncia. Una denuncia de la corrupción, la falta de escrúpulos de una sociedad que mira por sí misma y no por los más débiles, en definitiva la crueldad humana que avanza cada vez en la sociedad en la que el autor vive.

Las características vanguardistas que se aprecian en el texto, relacionándolas con el teatro de vanguardia de su tiempo.

Las vanguardias aparecen en al principio del siglo XX, en una época de una enorme crisis en todos los sentidos. La Revolución Francesa de 1879 iniciará un proceso de no retorno hacia una nueva concepción de la realidad, reflejada históricamente en el paso del Antiguo Régimen a la modernidad.

El impresionismo, movimiento precursor del modernismo, nace en la París de esa época, que se convierte en paradigma para comprender a este nuevo movimiento que comenzaba a gestarse. Aunque el impresionismo abarcó sobre todo la pintura, con autores como Manet y Monet, destacamos que no fue solo un movimiento nuevo, sino que supuso una nueva mirada de la realidad que marcará la historia de la literatura para siempre.

Tras el impresionismo se sucederán distintos movimientos como el expresionismo, el cubismo, el futurismo, el dadaísmo, el ultraísmo, el surrealismo… No describiremos todos en este comentario, aunque sí nos centraremos en el ultraísmo. Al principio del fragmento Max inicia con esta frase: “Los ultraístas son unos farsantes”. Vamos a intentar ver el sentido de esta frase en la compleja obra de Valle- Inclán.

Para ello comenzamos con su definición oponiéndolo al modernismo. “Como una reacción contra este agotamiento surge, pues, el ultraísmo” (Alonso, 1963, 13). Para ello, muchos escritores españoles y latinoamericanos, entre los que destacan Gerardo Diego y Borges, se reunirán en diferentes tertulias y revistas. Aunque Valle-Inclán había comenzado siendo modernista en su primera etapa, intentará al igual que el ultraísmo iniciado en 1919, superarlo. Sin embargo, como vemos en esta frase, no será mediante el ultraísmo, sino que tendrá una manera distinta de superación, un camino personal a través del esperpento.

Para comprender la voluntad de superación de este autor, tenemos primero que remontarnos a su época modernista. “El modernismo, en cuanto movimiento artístico, es una evolución y, en cierto modo, un renacimiento. No es precisamente una reacción contra el naturalismo, sino contra el espíritu utilitario de la época, contra la brutal indiferencia de la vulgaridad” (Litvak , 1981, 21). Su viaje a México en 1892 supuso un cambio para la vida del autor. El ambiente gallego de su tierra natal se había sustituido ahora por el nuevo enclave que el autor estuvo visitando durante un año. De ahí que “en México se ambientan obras suyas tan destacadas como la Sonata de estío (1903) y Tirano Banderas. Novela de Tierra Caliente (1926)” (Lorente, 2017, 127).

El fragmento que estamos analizando de Luces de Bohemia pertenece al género dramático, que desde el año 1899 vendrá practicando. Este año es muy significativo para el autor, no solo porque en ese año conoció a su gran amigo Rubén Darío, sino porque también será el año de la pérdida de su brazo tras una pelea. Es también el año del estreno de su obra El Yermo de las almas, que se estrenó como Cenizas.

El teatro de Valle-Inclán surge en una época donde el autor se rebela a la realidad burguesa de la época, que no solo demuestra a través de la vestimenta estrafalaria que lo caracteriza, sino de su propio teatro que quedará al margen de los escenarios. El Modernismo “florece como una profunda revolución de la conducta espiritual de los americanos, para integrarse luego –haciendo por primera vez el viaje inverso- con el impulso innovador en la península, donde adoptará una fisonomía distinta” (Oviedo, 1995, 217)

El teatro de Valle-Inclán comenzó con influencias modernistas. “El Modernismo hispánico fue la voluntad de superación del lenguaje artístico del realismo propio de la burguesía decimonónica, correlato estético de la voluntad de superación de los vicios del sistema político” (Lorente, 2017, 129). Dentro de este modernismo, que tiene su mayor exponente en Rubén Darío y su publicación en 1888 de Azul, encontramos diferencias entre el hispanoamericano y el español. Si algo tienen en común es el inconformismo, la renovación del lenguaje y la oposición a la burguesía de la época. En cambio, el modernismo que influye en España será más simbólico e intimista, quizás menos preocupado por la belleza formal.

En esta búsqueda de novedad encontramos la primera parte del teatro de Valle-Inclán, que viene reflejada en sus Sonatas, “que supusieron la culminación en la prosa del estilo modernista y le consagraron como escritor en los ambientes madrileños” (Lorente, 2017, 130).

El prestigio de Inclán se verá incrementado tras su boda con Josefina Blanco, actriz con la que realizará una gran gira. Sus obras más importantes son Águila de Blasón (1907) y Romance de lobos (1908) tienen como “personaje central al tiránico don Juan de Montenegro y como escenario una Galicia rural, ya deformada por la agria visión del autor” (Millán, 2010, 148). Con estas dos comedias bárbaras iniciará un estilo novedoso en reacción al realismo anterior, lo que lo pondrán a la cabeza del teatro de esa época.

Este estilo novedoso se verá reflejado también en sus obras esperpénticas, y de forma clara en este fragmento de Luces de Bohemia que estamos analizando. En las dos primeras intervenciones Max Estrella muestra su animadversión al ultraísmo, nacido dos años antes en España. Aunque la intención del ultraísmo y el esperpento era la de superar al modernismo, Inclán tomará otro camino diferente, mediante el cual propondrá una visión distorsionada de la realidad donde los personajes de la historia aparecen como deformes y viven situaciones extremas.

Su técnica viene bien definida en la última parte de este fragmento. El esperpento consiste en introducir las “imágenes más bellas en un espejo cóncavo”, pero que se hace a través de “una matemática perfecta”, de forma que lo que hace es “transformar con matemática de espejo cóncavo las normas clásicas”. Con esta declaración de intenciones, Valle-Inclán romperá para siempre con el Modernismo y sus conceptos de belleza y formas clásicas, para avanzar por un camino propio, el del Esperpento.

Esta estética novedosa servirá al autor como reflejo de la realidad cruel y deforme de la España de su época. De ahí la última expresión de nuestro protagonista: “deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las caras y toda la vida miserable de España”.

En cuanto a las características propias de este fragmento en cuanto al estilo podemos referirnos al habla de los personajes que son elemento clave para comprender la degradación de la realidad. Mientras que don Latino utiliza un lenguaje más coloquial, vemos en Max, el protagonista un hablar más elevado, aunque a veces usa frases cortas y repeticiones. Los hipérbatos también son propios de este lenguaje grotesco y exagerado.

El lenguaje mordaz y el humor caracterizan, en definitiva, un estilo que tiene como fin último atacar solemnemente la realidad española de la época.

Paralelismos entre los teatros de vanguardia de García Lorca y Valle-Inclán.

La fotografía realizada junto a Pura M. de Ucelay es la demostración clara de la afinidad de ambos autores que vamos a analizar, una sintonía de sentimientos e ideas que querían romper con la literatura acomodada de la época a través de la rebeldía y la crítica social. De esta forma van a proponer nuevos caminos para convertir la crisis española en nuevo esplendor.

Inclán y Lorca guardan muchas características en común, ya que ambos pertenecen al teatro innovador del primer tercio del siglo XX, que frente a las tendencias que se adecuaban a los gustos de la burguesía (teatro conformista), intentan dar un nuevo rumbo a la dramaturgia de la época que provenía “no solo por la innovación de las obras, sino también por la escenografía, la formación de actores, e igualmente, por la actitud del público, que debía ser capaz de entender las nuevas corrientes teatrales” (Millán, 2010, 147).

De esa novedad parte la dificultad de que las obras teatrales sean insertadas en el teatro y sean llevadas a los escenarios. Exceptuando unas pocas como El yermo de las almas, la gran mayoría de las obras de Valle-Inclán no han sido llevadas al teatro, e incluso han sido escasas veces escenificadas en la actualidad. Lo mismo ocurre con la obra de Lorca, que tampoco fue llevada a los escenarios en su época. Obras como Bodas de Sangre, El Público o La casa de Bernarda Alba no han sido llevadas a escena hasta finales del siglo XIX y principios del XX, y con adaptaciones en su mayoría.

Otra de las características que unen al teatro de ambos autores es el modernismo que como hemos comentado antes con Valle-Inclán supone la superación de un lenguaje y una estética frente al realismo vigente hasta el momento. Ambos autores, espíritus de renovación, en una época donde imperaba el realismo para la burguesía, quieren romper adhiriéndose a movimientos vanguardistas para renovar el teatro, aunque a través de diferentes caminos.

Aunque el teatro de Lorca valora el esperpento, podemos decir que toma un camino diferente, una renovación estética distinta. A pesar de ello, es simbólica también la fecha en la que se produce este viraje hacia una nueva concepción del teatro, que surge tras un momento de crisis entre 1919 y 1920. Así mientras que para Inclán el esperpento el mayor exponente de este cambio, para Lorca será el teatro en verso. Ambos estarán unidos por la farsa, aunque la de Lorca llegará más tarde, en 1930 con La zapatera prodigiosa. El humor mezclado con la poesía y el dolor verá su mayor exponente con la obra El Público.

El teatro de Lorca y de Valle-Inclán son voces de la denuncia propia de los autores innovadores de la época. Una de las denuncia es la crítica social a la España de la época. Lo vemos reflejado también en este fragmento. España aparece mencionada doblemente y definida como “una deformación grotesca de la civilización europea”. Para los autores España no es la que era sino una deformidad, es decir, diferente al resto de los países de Europa. Inclán crea aquí un símil entre España y el esperpento.

Acaba el fragmento con una especio de grito, que expresa esa intensidad que tenía el autor en su voluntad por cambiar España: “Latino, deformemos la expresión en el mismo espejo que nos deforma las cara y toda la vida miserable de España”.

Esta frase expresa el pensamiento de estos dos autores por una nueva España en la que el teatro nuevo e innovador cupiese como forma de manifestar el malestar y el inconformismo.

Por último, aunque no tenga nada que ver con las características  del teatro de los autores, quisiera destacar la fecha de la muerte de ambos, que también coincide. Aunque Lorca morirá meses más tarde, ambos mueren en el año 1936, fecha que inicia la Guerra Civil española. La crisis social y política continúa después de tantas décadas de desazón para muchos españoles, como estos dos autores. Sus obras son símbolo de la decadencia de la España de principios del siglo XX y la voluntad de muchos escritores de denunciar la realidad para una nueva reconstrucción,

Muchas de estas obras han sido llevadas al teatro en la actualidad haciéndonos ver la dificultad de este nuevo estilo que ambos quisieron llevar a cabo.

[1] https://canal.uned.es/video/5a6f4586b1111fdf7f8b4717?track_id=5a6f4587b1111fdf7f8b4719 (1:31-1:37)

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